El 10 de febrero, 2016 el Vicepresidente de MEMRI Alberto M. Fernández dio testimonio al Comité de Asuntos Exteriores/Subcomité sobre Terrorismo, la No Proliferación de Armas Nucleares y el Comercio:
Imágenes: Dabiq Número 13, enero – 2016
Hace dos semanas, un chico de 15 años, trató de apuñalar a un maestro judío en Marsella, Francia. Cuando fue procesado, dijo estar «avergonzado» por su fracasado y cuando se le preguntó si representaba al EIIS – este afirmo que el intento de asesinato fue en nombre del Estado Islámico – señaló «Yo no los represento, ellos me representan a mi».
El ataque de San Bernardino y las mil abiertas investigaciones sobre presuntos miembros del EIIS dentro de los Estados Unidos son un amplio testimonio a la apelación perdurable del Estado Islámico.
Una marca exitosa
Medido en comparación con la mayoría de los otros grupos terroristas y movimientos insurgentes, la marca del EIIS es un éxito inmenso. El hecho de que ha movilizado a decenas de miles a huir de sus países, miles de ellos dejando circunstancias muy cómodas en Occidente, es un testimonio del poder de su mensaje. Esta con toda seguridad representa, tal como uno de los especialistas señaló recientemente, en gran medida un atractivo contemporáneo revolucionario. Muchos de los componentes de este mensaje no son nuevos pero el mensaje no es nada si no contemporáneo.
Este es un paquete convincente, que incluye un fuerte componente salafista yihadista ideológico, un proyecto político representado incesantemente tan aparentemente exitoso y en crecimiento y un atractivo del siglo 21 a la participación sustantiva y consecuente dirigida a jóvenes en busca de un propósito y una identidad en un aparentemente mundo, vacío, hedonista y sin rumbo; fama y notoriedad, violencia vicaria, sexo y el fin del mundo.
En realidad es notable que más personas no se hayan unido y se hayan movilizado dada la gigantesca reserva potencial de reclutas existentes ahí fuera. Pero lo que el Estado Islámico ha logrado hacer, al menos para algunos, es la creación de una sub-cultura post-moderna salafista yihadista: alta tecnología, fresca, ultra-tradicional y no comprometida.
La marca es un «símbolo condensado» que posee múltiples capas en significado, diferentes cosas para diferentes personas y aquí puedo referirme al trabajo de muchos investigadores y estudiosos tales como Charlie Winter, Will McCants, JM Berger, Peter Neumann, Lorenzo Vidino, Javier Lesaca y Aaron Zelin. Una de las pocas cosas buenas que han salido del espectacular surgimiento del EIIS es algo de investigación de primera y perspicacia.
La marca totalmente formada tal como la conocemos hoy es realmente nueva, solo 18 meses, que data del doble golpe de junio, 2014: la caída de Mosul y la declaración del Califato. A pesar de ser tan nuevas, su éxito es completo en que ahora no es un vídeo específico o declaración que los moviliza, sino más bien el concepto o la imagen de la organización. Ciertamente, fue el mensaje del portavoz del EIIS Abu Muhammad Al-Adnani en septiembre, 2014 pidiendo ataques sobre Occidente, pero aparte de los eventos planificados tales como París, vemos una gama más amplia de acciones individuales inspiradas como la de San Bernardino que, evidentemente, no son dirigidas de forma centralizada. Sabemos que las ideas del «yihad sin líderes» y los lobos solitarios no son nuevos y por lo general no deberíamos comparar nada a los nazis, o comparar el EIIS al nacionalsocialismo, pero cuando se piensa en la marca del EIIS no puedo evitar pensar en el concepto de Ian Kershaw de «trabajar hacia el Führer», donde individuos sintieron que de alguna manera se alineaban a lo largo de lo indicado por la orientación general del dictador alemán y no necesariamente siguiendo un orden específico. Es la gran idea que importaba, el significado incrustado en el Alto Concepto. Un resultado, claramente, de este tipo de ataques es hacer que el Estado Islámico se vea aún más omnipresente, poderoso y conquistando lo que realmente es, algo que en Occidente – incluyendo en el gobierno y los medios de comunicación – es a veces cómplice involuntario en ayudar a sugerir.
Por supuesto, gran parte de los elementos de esta nueva marca del EIIS son mucho más antiguas: el salafismo tiene un par de siglos de antigüedad. La plantilla particular salafista-yihadista que sabemos tiene un par de décadas de antigüedad. El conflicto en Siria, que sirvió como agente movilizador de gran alcance para tantos jóvenes musulmanes, está entrando a su quinto año. Y la propia organización, la creación de Zarqawi, se inició en la década de 1990 y fue forjada en la mezcla de razas de la confrontación con los estadounidenses en Irak.
El propio Zarqawi fue una especie de hombre show y un pionero en vídeo, este desde luego habló sobre el tema de los últimos tiempos la batalla de Dabiq y marcó una línea independiente de Al-Qaeda desde el comienzo. También hay que decir que un elemento que uno no ve aparece en la marca del EIIS es mucho lo que proviene de la forma en que el partido Ba’ath iraquí realizo en los medios de comunicación; parte de la violencia grotesca, tal vez, pero no se ve o suena como material puesto por cualquier régimen árabe. El EIIS de hoy día, que posee raíces tanto en Zarqawi y en elementos del anterior régimen iraquí, ha superado enormemente a ambos.
Si tuviera que tratar de ser lo más preciso y compacto en las palabras para describir la marca del EIIS, sería «ya una Rebelión Khilafa». Estas tres palabras resumen miles de vídeos, decenas de miles de gráficos y millones de tuits. Estos abarcan el recurso de movilización de ambos occidentales y de gente que nunca ha puesto un pie en Occidente.
«Al-Khilafa» (el Califato) resume ambos una síntesis de esfuerzos religiosos y de construcción del estado que son características únicas del Estado Islámico. La «rebelión» captura la revuelta juvenil, la naturaleza «insurrecta» del movimiento, esto es una revuelta contra el «cómo son las cosas ahora», el status quo, lo mundano tanto en las democracias occidentales burguesas y dictaduras árabes. Esta rebelión también contra «el Otro», los judíos, los chiitas, los cristianos y todos los que son descritos en estas palabras de poder que el EIIS utiliza: Kufar (Infieles), Mushrikeen (politeístas), Rafida Najas («chiita asqueroso»), Taghut (tirano). Y «Ahora» ya que la llamada es para la acción ahora, incluye una sensación palpable de urgencia, no algo para hacer en un futuro difuso.
Pero la «Rebelión Khilafa Ahora» es sólo parte del problema. Imagínenlo como el núcleo, el más pequeño en una serie de muñequitas rusas. La próxima muñeca es esa antigua historia, la consigna de la Hermandad Musulmana (HM), «El Islam es la Solución». Por supuesto, la HM son enemigos amargos del EIIS y viceversa. Pero el mensaje de ISIS es una parte de un continuo fermento islamista mucho mayor, un espectro de gran variedad, que va desde los movimientos islamistas contendientes políticos a los regímenes complejos a diferentes y divergentes facciones insurgentes salafistas yihadistas. El mensaje del EIIS es una parte de esta construcción mayor, que reacciona y encuentra su fuerza y poderío en este medio, a partir de una gama más amplia de creencias y actitudes dentro de este espectro islamista.
Así, por ejemplo, cuando los sauditas – quienes son ambos objetivos principales de la subversión del EIIS y también comparten algunos de los mismos puntos de vista salafistas – promueven el sectarismo sobre-superior de los medios de comunicación tales como «Wesal TV» como MEMRI lo señaló recientemente en un estudio exhaustivo, estos de una manera ayudan a propagar elementos del mensaje del EIIS. Por supuesto, muchos islamistas que son enemigos acérrimos de los puntos de vista de las acciones del Estado Islámico comparten puntos de vista bastante similares a los del EIIS cuando se trata del Kufar, Mushrikin, Rafida Najas, y Taghut.
El hecho de que el «islamismo» está ahora, de alguna manera «de moda», incluso en Occidente es también parte de este guiso político. Y a pesar de las muy amplias definiciones de islamismo e incluso de yihadismo no son exactamente lo mismo que el EIIS, existe un enfoque y un movimiento hacia adelante «cosas islamistas» (esto incluye gente diciendo cosas malas sobre ella y la obsesión por esta), lo cual es útil para la radicalización del EIIS. «Islamismo» y todo tipo de reacciones (positivas y negativas) y sobre ella están en «boga» si uno va por la cantidad de cobertura mediática que el tema recibe.
Al igual que un candidato político extremista que parece estar haciéndolo bien, puede arrastrar el discurso sobre ciertas cuestiones en cierta dirección, también lo hace el aparente éxito del EIIS en arrastrar a otros – rivales, críticos e imitadores – en una especie de carrera de armas ideológica y propaganda. El propio EIIS sí ha tenido éxito en la resurrección, por supuesto, de ambos el concepto y la realidad del Khilafa y el Jizya, el histórico y humillante impuesto a los no musulmanes que viven bajo dominio islámico.
Esta feroz competencia es sin duda muy clara con la producción y acciones de grupos tales como Jabhat Al-Nusra en Siria y AQPA en Yemen. Y esta rivalidad mortal pudiera dar sus frutos, incluso más allá de la posible derrota del Estado Islámico en su terruño central Siria/Irak dada la inestabilidad de muchos regímenes de la región. Sé que cuando estaba en el gobierno, en el 2013, esperábamos que la lucha entre el EIIS y Al-Qaeda los hiciera luchar por el mismo pastel finito, como resultado desacreditando a ambos, pero lo que ha ocurrido es que su lucha continúa dentro del contexto de un pastel en crecimiento.
Si la «Rebelión Khilafa Ahora» y «El Islam es la Respuesta» son dos de esas muñequitas que tienen una conexión islámica muy clara, la tercera que informa que marca, no lo hace. Es algo que escribí recientemente para MEMRI y alguien similar a lo que el antropólogo Scott Atran escribió incluso a gran escala y es que mientras que el EIIS es un componente de alto perfil de una creciente ola de «revivalismo sunita radical», también puede ser visto como parte de una tendencia más amplia a un deterioro de la cultura tradicional y una profunda crisis de autoridad e instituciones que ocurren más drástica y peligrosamente en el Medio Oriente, pero que también ocurren – en menor medida – en Occidente. En esta lectura, una amplia gama de elementos dispares, alienados o enojados que no tienen nada que ver con el Estado islámico-Ocupación de Wall Street, el Tea Party Republicano, los grupos paramilitares, la extrema derecha, la extrema izquierda, los extremistas anti-capitalistas y los anarquistas, el «extravío» de tanta gente en un mundo cambiante y aparentemente implacable – sugieren algún tipo de sentido de rebelión y pueden proveer una idea en algunas de las presiones y fisuras que muchas sociedades contemporáneas en todo el mundo están experimentando. Este es un choque de civilizaciones, pero no es Samuel Huffington, en lugar de un choque dentro de las civilizaciones que suceden tanto en oriente como en Occidente.
Para ver el despacho en su totalidad en inglés junto a las imágenes copie por favor el siguiente enlace en su ordenador: http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/9003.htm
*Alberto M. Fernández es Vicepresidente de MEMRI.