Lo siguiente es una breve revisión y análisis de la posición de los chi’itas iraquíes a los eventos del Líbano, por el personal de la oficina de MEMRI en Bagdad. Dos importantes mensajes surgen del análisis: primero, mientras la mayoría de los iraquíes chi’itas simpatizan con el Hizbullah, esta actitud no es de ninguna manera universal. Algunos elementos de la comunidad chi’ita culpan al Secretario General del Hizbullah Hassan Nassrallah por la provocación que causó la conflagración; y segundo, y quizás más significante, la autoridad principal chi’ita en Irak, el Gran Ayatola Ali al-Sistani, ha restringido su fatwa [decreto religioso] en el proporcionar apoyo financiero al Hizbullah en lugar de declarar el jihad a su favor.

Los chi’itas como comunidad

Por todo el mundo, la comunidad chi’ita se considera a si misma un grupo único unificado por límites geográficos y nacionales a pesar de las fuertes ataduras nacionalistas a los países a los cuales pertenecen. Así, los chi’itas de Irak son parte de la nación y del suelo. Al mismo tiempo, los chi’itas que están sumergidos en los niveles doctrinales y psicológicos, sienten que son una minoría en el mundo árabe, con sus características sunni. Este sentimiento fortalece la conexión intelectual y espiritual entre los chi’itas en el mundo árabe y les proporciona una preocupación común respecto a los desafíos y dificultades que enfrentan.

Basados en estos principios ideológicos, la mayoría de los chi’itas árabes, y en particular los chi’itas de Irak, están profundamente afectados por los duros ataques israelíes sobre el Hizbullah libanés aun cuando no estén de acuerdo con las ideas de Hassan Nassrallah – un descendiente de una familia cuyo origen se remonta al Profeta Mohammad y quién, por consiguiente, lleva puesto el turbante negro que atrae la admiración y el respeto de todos los chi’itas.

La mayoría chi’ita gobernante

Los chi’itas iraquíes han expresado sentimientos de amargura y de rabia por el daño, la destrucción, y la expulsión forjadas en los chi’itas libaneses por las fuerzas israelíes. De que son capaces de libremente expresarse por ellos mismos es un nuevo fenómeno provocado por el fallecimiento del odiado régimen de Saddam. La Alianza Iraquí Unida – los chi’itas que representan a los partidos religiosos – son ahora el principal poder gobernante en Irak, controlando 130 de los 275 escaños en el Parlamento; luego, algunos de los escaños restantes son ocupados por los chi’itas liberales que no hacen secretos de su acuerdo con la Alianza Iraquí Unida sobre el asunto del Hizbullah.

La rabia chi’ita y la crítica por lo que Israel está haciendo en el Líbano se ha hecho eco en dos declaraciones emitidas por el Primer Ministro iraquí Nuri al-Maliki. Al-Maliki fue más enfático aun en su denuncia al apoyo dado por el gobierno americano y el congreso a los persistentes ataques israelíes en el Líbano.

Usando su poder para ayudar al Hizbullah

Tomando ventaja de su influencia y control sobre los recursos del estado, los chi’itas iraquíes decidieron contribuir con $25 millones en ayuda urgente al Líbano, en la misma semana que el Ministro del Exterior de Irak Hoshyar Zibari firmó un préstamo de $30 millones de Japón en apoyo a la colapsada infraestructura iraquí. Concurrentemente, el liderazgo chi’ita iraquí, de todos colores, ha intensificado su enfadado lenguaje contra la guerra de Israel sobre el Hizbullah – una posición en línea con el fuerte apoyo de Irán a Hassan Nassrallah.

El canal de televisión al-Fourat [el Éufrates], de propiedad del Concejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak (CSRII), un fuerte constituyente de la Alianza Iraquí Unida, presenta extensos informes y fotos de las masacres a los que los chi’itas libaneses están sujetos. Al-Fourat ha consagrado una gran parte de su programación a la presentación de marchas conmovedoras en apoyo al Hizbullah, a los discursos de su líder Hassan Nassrallah, y a las fotos de los desfiles de las unidades militares del Hizbullah. Es significativo que la estación de televisión le ha dado prioridad en sus boletines de noticias a las continuas batallas en el Líbano y al norte de Israel sobre las noticias calientes de Irak. El mismo énfasis en la programación es seguido por la estación oficial de la televisión iraquí, que es dirigida por chi’itas seculares.

Talabani le dona dinero al Hizbullah

Es más, el NGO, conocido como «Shahid al-Mihrab» (la referencia es a Ali, el yerno de Mohammad y el cuarto Califa musulmán) conducido por Ammar al-Hakim, el hijo de Abd al-Aziz al-Hakim, el líder del CSRII, ha colocado cajas para las contribuciones de los iraquíes, y el primer donante fue Jalal Talabani, el Presidente de Irak.

El apoyo a Nassrallah no es total

A pesar de este fuerte apoyo en la comunidad chi’ita en Irak, un segmento grande de los chi’itas iraquíes ignora o no le da importancia al Hizbullah y a Hassan Nasrallah, ya que lo consideran responsable por liberar el ataque israelí seguido al secuestro de dos soldados israelíes. Muchos de estos chi’itas colocan la responsabilidad sobre los iraníes que son los verdaderos tiriteros de Hassan Nassrallah, aunque ellos no esconden su enojo sobre la matanza y el salvaje bombardeo de las fuerzas israelíes.

Fatwa de Al-Sistani respecto a la situación en el Líbano

La más alta autoridad religiosa chi’ita en Irak, el Ayatola Ali Al-Sistani, ha llamado en el mundo y a sus pueblos libres a detener la agresión israelí. Él siguió su apelación con un fatwa (decreto religioso) permitiendo el pago del zakat (limosnas, requeridas a todos los musulmanes) para apoyar al Hizbullah y a aquellos libaneses afectados. Él llamó en sus representantes a proporcionar todas las formas de ayuda y apoyar a las familias que han sido desplazadas como resultado de la guerra. Sin embargo, se abstuvo de instruir el emprender el jihad para ayudar al Hizbullah.

Por su parte, el clérigo radical chi’ita Muqtada al-Sadr ha tomado su posición extremista vis-à-vis con los americanos y los israelíes y ha llamado a los seguidores a apoyar el movimiento de resistencia islámico. En una protesta en masa en Bagdad, sus seguidores le exigieron a al-Sadr que los considerara una extensión del Hizbullah, y ellos expresaron un deseo genuino de participar con el Hizbullah contra lo que caracterizaron como el «al-muthalath al-Mash’um» (el triángulo nefasto, refiriéndose probablemente a los Estados Unidos, Israel y los gobiernos sunni).

Pero a pesar de sus desacuerdos con la ideología política del Hizbullah, que apoya la noción de wilayat al-faqih (el Mandato del Jurisprudente) de Ali Khamenei, el líder supremo de la República islámica de Irán, los chi’itas iraquíes sienten una forma de fraternidad con el partido en el cargo debido a su fe chi’ita. El apoyo chi’ita iraquí a Nassrallah y a su partido se ha intensificado en reacción a la obvia posición sectaria de algunos de los líderes árabes, que temen públicamente una victoria chi’ita en la guerra con Israel. Este apoyo de los chi’tas iraquíes fue luego incrementado como resultado de los fatwas emitidos por los clérigos sauditas wahhabi, que han prohibido el apoyo de los chi’tas del Hizbullah en lograr la victoria.