El 2 de junio, 2016 el portal liberal Elaph publicó un artículo titulado «Racismo en Suelo Egipcio». El artículo, de Medhat Kelada, activista copto egipcio de los derechos humanos y de las minorías y jefe de la Unión de Organizaciones Coptas Europeas, acusa a la sociedad egipcia de emplear un doble discurso en lo referente al racismo. Kelada escribe que los egipcios acusan a Israel de ser racista hacia los palestinos y de oprimirlos, mientras que el propio Egipto está repleto de racismo, opresión y extremismo religioso. Denotando que las revoluciones en Egipto trataron de traer justicia, libertad e igualdad a Egipto, pero que en realidad no pudieron hacerlo, este establece que las instituciones egipcias y en especial la institución religiosa, necesitan ser «revolucionadas». Este llama a crear una «nueva religión» en Egipto que pueda «producir gente con valores hacia el amor, lealtad y devoción por la patria y por los demás».

Lo siguiente son extractos del artículo:[1] 

Medhat Kelada (Imagen: copts-united.com)

«En nuestra desdichada región, no nos sorprendemos de ver a un ladrón de pie y predicando moral a la gente, o prostitutas predicando moral a mujeres virtuosas. Ni tampoco estamos sorprendidos de ver a un alto funcionario maldecir a Israel por su racismo contra los palestinos. Nosotros los pueblos [árabes] creemos que somos los mejores en el mundo, de que poseemos los [mejores] valores morales, de religión y cultura y que poseemos el monopolio de la verdad. Vivimos en una negación total de la cruda realidad y en un futuro aún más sombrío.

«En nuestras universidades religiosas, a los estudiantes se les enseña [metafóricamente] a comer carne humana, [aun así] nuestros clérigos se esfuerzan por superarse unos a otros en dar discursos que le anuncian al mundo que estas universidades nunca han producido un solo terrorista! Nuestra gloriosa nación es la encarnación perfecta de la esquizofrenia religiosa que caracteriza a toda nuestra región: Todo el mundo habla de moral, pero no la implementamos, hablamos de nacionalidad, pero no la entendemos, hablamos sobre honestidad, pero no sabemos lo que es y hablamos de hombría, pero en realidad no vivimos de acuerdo a este [principio]. Maldecimos el racismo de Israel hacia los palestinos, mientras que nosotros [los egipcios] nos comportamos [peor] y más vergonzosamente».

Haciendo alusión a varios incidentes que ocurrieron en Egipto, Kelada escribe: «¿Han escuchado ustedes [de algún incidente en el que] 300 israelíes hayan estado de pie gritando ‘Alá Akbar’ mientras le rasgaban la ropa a una anciana? Han escuchado que Israel persigue a los palestinos y los deportan por ‘gustarles’ algo en Facebook? ¿Han oído ustedes que [Israel] arreste a chicos de cuatro o cinco años por burlarse del EIIS? ¿Han oído ustedes de algún israelí que haya incendiando 85 iglesias en dos días? ¿Han oído ustedes de escolares israelíes que se reúnen para protestar por el nombramiento de un director palestino en su escuela? ¿Han oído ustedes de algún caso en el que el gobierno israelí se haya visto obligado a despedir al jefe de una autoridad local que acababa de ser nombrado, [porque] era musulmán?… y existen decenas de [otros] ejemplos vivos de racismo flagrante en la historia de Egipto…

«Nuestro pueblo y régimen sufren de la enfermedad del odio y de la falta de logros. Cientos de miles [de estudiantes] son empapados con este odio en las escuelas religiosas que están cerradas para los [no musulmanes]. Cada año estas escuelas producen cientos de miles de semi-humanos que no reconocen que otros pueblos existen o que [estos] poseen una patria. Viven dentro de una sola cultura [monolítica] y le enseñan a otras millones de personas [el significado de] verdadero racismo…

«Existe una correlación directa entre la enfermedad y el tratamiento: Mientras más severa es la enfermedad, más radical es el tratamiento. [La enfermedad de] las instituciones egipcias [es suficientemente severa] como para justificar una revolución. [Estas deben ser] sometidas a la dura y brutal crítica que pudiera derrotar a los narcisistas religiosos que erróneamente piensan que son los mejores – [cuando de hecho es que están en] bancarrota en términos a sus valores nacionales, humanos y morales.

«[El pueblo egipcio] puso en escena dos revoluciones contra la opresión y la corrupción bajo el lema «justicia, libertad e igualdad» – pero no tenemos justicia, ni libertad ni igualdad. En su lugar, tenemos injusticia, racismo, prisiones y aparatos de seguridad expertos en falsificar cargos contra los oponentes al [régimen].

«Necesitamos de una revolución interna. Necesitamos bombas atómicas que puedan producir una brecha en los muros del narcisismo religioso… Necesitamos de la auto-flagelación. Necesitamos una revolución para poner fin al doble discurso y la opresión y castigar a los responsables [por la situación], desalojarlos [de sus cargos] y responsabilizarlos firmemente, si es necesario. Tenemos que erradicar el pensamiento obsoleto que ha guiado a Egipto desde 1952, el cual sostiene que «los compinches [del gobernante] sustituyen a los expertos», independientemente de sus errores, fracasos e ignorancia y a menudo sin importar su racismo…

«Por último, necesitamos de una nueva religión que pueda producir gente con valores en el amor, lealtad y devoción por la patria y hacia los demás. Con el fin de demostrar que somos mejores que Israel, no necesitamos predicadores, sino más bien ciudadanos que amen a su país. [Pero] me pregunto: veremos algún vez ese día?!»

[1] Elaph.con 2 de junio, 2016.