El hiyab es una herramienta política utilizada por la República Islámica de Irán para mantener un estricto control sobre su población. Las fuentes coránicas recomiendan que la mujer utilice ropa modesta en su vestimenta, pero no se menciona específicamente el tipo de prenda. Sin embargo, el hijab se presenta como un precepto religioso aunque, de hecho, es un instrumento político.

En un famoso discurso dado en la década de los años 1950, el pan-arabista presidente de Egipto Gamal Abdel Nasser, habló sobre su reunión con el guía supremo de la Hermandad Musulmana y sobre la solicitud de este último en hacer cumplir el uso del hiyab. «Lo primero que pidió fue que el uso del hiyab fuese obligatorio en Egipto y que todas las mujeres que caminen por la calle deban llevar puesto una pañoleta. ¡Todas las mujeres que transiten!», dijo Nasser.[1] Esto describe perfectamente la abiertamente practicada milenaria estrategia del islam político.

(Fuente: Twitter)
(Fuente: Twitter)

El hiyab domina el espacio visual

En una nota personal, en el año 2007 visité Túnez, que para ese momento todavía estaba bajo el gobierno del autócrata laico Zine El Abidine Ben Ali. La principal oposición y amenaza a su gobierno estuvo representada no solo por la sociedad civil democrática, sino principalmente por los islamistas. Durante mi visita, una académica tunecina me explicó que muchas mujeres jóvenes comenzaron a utilizar el hiyab como expresión de oposición ante el gobierno de Ben Ali. Este dijo que estas mujeres (muchas de las cuales provenían de familias que apoyaban a Bourguiba) decidieron ataviarse con hiyabs a manera de declaración política con el fin de dominar el espacio visual, es decir, cada hijab visto en público era una victoria clara y visible para los islamistas que iban en contra de la dictadura laica de Ben Ali y contra el concepto mismo del laicismo).

La misma táctica está siendo empleada hoy por la República Islámica de Irán. El hiyab domina el espacio visual como símbolo contra la laicidad y la occidentalización.

Durante más de año y medio, los iraníes a lo largo de todo el territorio de Irán han estado protestando por la escasez de agua, alimentos, empleo y por el respeto a los derechos humanos. Temerosos de perder su control, el régimen iraní ha decidido fortalecer aún más su control sobre la población. Es por ello que el presidente iraní Ebrahim Raisi emitió un decreto en agosto pasado sobre la «ley del hijab y castidad» de Irán, agregando una lista de nuevas restricciones al código de vestimenta iraní para la mujer.

Sin embargo, tras el reciente asesinato de Mahsa Amini, la joven que fue arrestada y golpeada hasta morir por la «policía moral» de Irán por no llevar puesto el hiyab «correctamente», las manifestaciones resurgieron en todo el país con mayor intensidad. Las mujeres, en particular, salieron a las calles bajo el lema «mujeres, vida, libertad» y están quemando valientemente sus hiyabs, que han sido obligadas a llevar puestos desde la Revolución Islámica del año 1979 siendo este el símbolo político más poderoso del régimen iraní.

Vida Movahedi, conocida como la "Chica de la calle Enghelab", que salió en público sin llevar puesto el hiyab en Teherán, en diciembre del 2017. (Captura de pantalla de YouTube)
Vida Movahedi, conocida como la «Chica de la calle Enghelab», que salió en público sin llevar puesto el hiyab en Teherán, en diciembre del 2017. (Captura de pantalla de YouTube)

El papel de la mujer es central

En un gesto que vendría a ser reflejo al realizado por las mujeres jóvenes en aquella Túnez de Ben Ali, las mujeres en Irán están desafiando a los ayatolás al despojarse de sus pañoletas.

Una vez que ya no se observen hiyabs en las calles, una vez que las mujeres en Irán despejen el espacio visual de este símbolo, quedará del todo claro que la República Islámica, su ideología y sus mensajes están a punto de desmoronarse. Por estas razones, en este alzamiento contra el régimen, el papel de la mujer es central. Las dictaduras no pueden sobrevivir, al menos no por mucho tiempo, sin sus símbolos y ningún símbolo político islámico es más potente, opresivo e identificable como el hiyab. Por lo tanto, una vez que la mujer iraní se despoje del hiyab, un pilar de la dictadura, la República Islámica eventualmente colapsará.

*Anna Mahjar-Barducci es compañera investigadora sénior en MEMRI


[1] Youtube.com/watch?v=brlFxRYCggE