En un artículo publicado en el semanario Enab Baladi, identificado con la oposición siria, el autor y periodista Khatib Badla condenó duramente la santificación de la muerte en la sociedad árabe. Los líderes árabes dijo, han estado cultivando durante mucho tiempo el antiguo concepto islámico del shahada (martirio) y han alentado a su población a morir por el régimen, mientras que otros gobiernos en el mundo han santificado la vida y han promovido la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos. Este agregó que la cultura árabe por la muerte solo conduce a la ruina y a la destrucción y se preguntó si ese día llegará en que los árabes finalmente adopten la cultura de la vida.
Khatib Badla (fuente: Enab Baladi, Siria)
Lo siguiente son extractos traducidos de su artículo:[1]
«Nuestra [fuente de] esperanza es la muerte. Las naciones amantes de la vida merecen nuestro aprecio y afecto. Los gobiernos y las instituciones nacionales en sus países trabajan día y noche para brindarles seguridad, dignidad y bienestar, para que puedan aprovechar al máximo la vida y si un ciudadano se encuentra cercano a la muerte, [las autoridades] se movilizarán y harán todo lo posible para prolongar su vida, aunque solo sea por un par de horas más…
«Al contrario, nosotros [los árabes] tenemos un rasgo que nos distingue de todos los demás pueblos del mundo, siendo este, el amor por la muerte. Soñamos con ello, lo consideramos fuente de inspiración y pensamos en ello todos los días. Nos encanta la muerte y amamos a los muertos. En lugar de esperar por la longevidad, por [una vida de] dar y amar, decimos, con todo el derrotismo… ‘Alá, [ayúdame] para ir a la batalla y alcanzar mi tumba. Todo esto además de las grandes consignas que [nos gusta entonar], tales como: ‘muerte a Estados Unidos’, ‘mejor muerte que humillación’ y ‘busquen la muerte y se les concederá la vida [en el mundo por venir]’…
«Durante generaciones, los líderes árabes han alentado a su pueblo a morir, su lema oculto es ‘mueran por mí’. Con ese fin, se apropiaron del concepto del martirio de las escrituras y comenzaron a reconstruirlo, emularlo y a embellecerlo, para adaptarlo a su lugar y época. Por ejemplo, Hafez Al-Assad, uno de los mayores criminales en la historia, cuya religión consistía en [santificar] a los [aparatos] de inteligencia, de tortura, asesinato, destrucción y usurpación, se escondía tras el Islam y se apropiaba del concepto islámico de martirio para colocarlo en el tope de la agenda de su régimen…
«Este inmediatamente se convirtió en el patrón principal del martirio y de los mártires, e [incluso] abrió escuelas para los hijos de los mártires que alegran el alma y hacen más cálido el corazón. Estas escuelas estaban ubicadas en edificios elegantes y tenían los mejores maestros y supervisores, mientras que las escuelas comunes se ahogaban en inmundicia, en hacinamiento y aburrimiento y tenían muy poca calefacción. [Assad] de esta manera le dijo a sus soldados: Embárquense en el yihad y busquen el martirio, mis apreciados. Les enviaré al Líbano, para que ataquen a las fuerzas nacionales [en el lugar] y lo conviertan en un anexo de mi propio estado [Siria] y a Irak, para que luchen bajo la estandarte estadounidense [una referencia a la participación de Siria en la coalición liderada por Estados Unidos que combatió contra Saddam Hussein en la Guerra del Golfo de 1991] y a Hama, para que asesinen a cualquiera que no me obedezca [una referencia a la sangrienta represión de Hafez Al-Assad al levantamiento de la Hermandad Musulmana en Hama en 1982]. No se preocupen por sus hijos. Todo les está asegurado, incluso un padre, porque yo soy el padre y el comandante [de todos los sirios].
«El amor por la muerte le ha consignado a la población de esta región mucha más muerte y destrucción a lo largo de los años… ¿Llegará ese día en que abracemos la cultura de la vida? Quizás si llegue».
[1] Enab Baladi (Siria), 22 de marzo, 2020.