Veintiún delegaciones árabes, incluyendo una en representación de la Autoridad Palestina, pero sin incluir Kuwait, enviaron delegaciones a los Juegos Olímpicos 2016 en Río de Janeiro. Además, varios atletas árabes compitieron como parte de la delegación de refugiados que el Comité Olímpico Internacional (OCI) estableció este año. Naturalmente, los atletas árabes recibieron una amplia cobertura en los medios de comunicación árabes, pero no necesariamente por las razones previstas por los atletas y las autoridades deportivas de sus respectivos países. Ya en las primeras etapas de los juegos, algunos artículos predijeron que los logros de los atletas árabes serían escasos, en relación al tamaño de la población árabe en el mundo y discutieron las razones por ello. Otros artículos, en especial la prensa egipcia, se centraron más en los aspectos políticos y culturales al rendimiento de los atletas que en sus logros. Por ejemplo, el incidente del judoca egipcio Islam El Shehaby, quien se negó a estrecharle la mano al judoca israelí Sasson luego de un combate, recibió mucha atención debido a sus aspectos políticos. La jugadora de voleibol de playa egipcia Doaa Elghobashy, quien compitió usando ropa modesta y un hijab, también llamó la atención.
Otro aspecto que despertó interés fue el uso por varios atletas de la ventosa-terapia, especialmente el nadador estadounidense Michael Phelps, que fue presentado por algunos en los medios de comunicación árabes como una reivindicación de los dichos del Profeta Mahoma en alabanzas a esta práctica.
Ante la clausura de los Juegos Olímpicos 2016, aquí se presentan extractos de algunos de estos artículos.
Artículos en la prensa árabe: Árabes participarán en las Olimpiadas – como espectadores
Desde el comienzo de los Juegos Olímpicos, la prensa árabe fue muy crítica con los escasos logros de los atletas árabes. Por lo tanto, en un artículo publicado en el diario jordano Al-Ghad, Muhammad Sweidan predijo que los atletas árabes no lograran actuaciones impresionantes debido a la inadecuada gestión de recursos financieros y humanos: «Es raro que los atletas árabes ganen medallas de oro en los Juegos Olímpicos… y por lo tanto el lema de los árabes siempre ha sido ‘el honor de participar es suficiente y es en sí mismo un logro». Pero este lema y esta excusa, ya no son convincentes para la juventud árabe, que ven a países que no cuentan con los medios que los árabes poseen alcanzar en los Juegos Olímpicos lo que todos los árabes en conjunto no pueden…
«En estos Juegos Olímpicos también… en Brasil, no prevemos grandes logros, e incluso si los hay, serán insignificantes… Nosotros árabes hablamos a menudo sobre deportes y el desarrollar el talento, pero no hacemos nada… los árabes poseen talento y habilidades, pero carecen de una buena orientación y una manera de alcanzar los objetivos.
«Al igual que los logros científicos, los logros atléticos tampoco llegan fáciles; estos requieren de mucho trabajo, esfuerzo, persistencia y uso óptimo de recursos y capacidades. Una revisión de la experiencia árabe en los Juegos Olímpicos ilustra que los árabes no utilizan mejor sus recursos financieros y el talento atlético de sus jóvenes y que existen muchos obstáculos oficiales que impiden a los atletas árabes realizar sus metas y aspiraciones…
«Sin lugar a dudas, en estos juegos nos contentaremos con el premio de la experiencia y de vernos muy lejos de los logros y los atletas árabes no alegraran para nada los corazones de las masas árabes que ansiosamente siguen los Juegos Olímpicos. ¿Cuánto tiempo más vamos nos sentiremos satisfechos con el papel de espectadores?»[1]
«Atletas árabes en último lugar en los Juegos Olímpicos de Río» (Al-Riad, Arabia Saudita 12 de agosto, 2016)
Similarmente, Basem Sakijha escribió en el diario jordano Al-Sabil que la muy conocida excusa árabe de que una conspiración extranjera le está negando a los árabes algún logro en muchos campos no aplica a los deportes: «Nosotros los árabes utilizamos rutinariamente las ‘teorías de conspiración extranjeras» para justificar nuestras derrotas militares, económicas y políticas. De esta manera [seguimos] en un letargo profundo y agradable, ya que creemos que no somos la causa [de nuestras propias derrotas]…
«Incluso cuando hablamos sobre las muy bajas calificaciones de los árabes a las libertades, lucha contra la corrupción, el progreso económico y científico y nivel de vida, justificamos esto con el argumento de que estas listas y esta investigación son políticas y dirigidas a perjudicar el estatus de los árabes y empañar su historia intachable.
«[Pero] ahora hay competencias en las que nuestros fracasos no pueden ser explicados por todas estas excusas. Por supuesto, hablo de los Juegos Olímpicos, en los que nuestro único estatus es ‘el honor de participar’ y levantar las banderas de 21 países y un puñado de medallas, por lo general ganadas por casualidad.
«Cada cuatro años, los [atletas] árabes van a los Juegos Olímpicos sabiendo que son meros espectadores – ni más ni menos. En muchos casos, hay más administradores y miembros de los medios de comunicación que atletas, como si se tratase de algún viaje turístico para ver una nuevo país…»[2]
Columnistas egipcios critican participación de atletas árabes en las competencias utilizando el hijab y ropa modesta
Cabe señalar que aunque los atletas árabes han ganado varias medallas en Río, incluido oro, lo que más llamó la atención, tanto de los árabes y globalmente, fue lo que algunas de las atletas, mayormente de Egipto, llevaban puesto. Por ejemplo, la ropa modesta y el hijab de algunas de las atletas, en deportes en los que las atletas suelen usar ropa ligera, atrajeron la atención mundial. Junto a los artículos que apoyaron esto, hubo también algunos que lo criticaron.
Por ejemplo, Sherif ‘Abdin, en el diario egipcio Al-Ahram, se refirió a la modesta ropa y hijab de la jugadora de voleibol de playa de Egipto Doaa Elghobashy, alegando de que se trataba de una marca de honor, no tanto por el Islam como para Occidente, la cual está dispuesta a aceptar otras culturas. Este escribió: «Algunos creen que, por ignorancia, esas atletas que compiten en los Juegos Olímpicos mientras lleva puesto un hijab, o esas [musulmanas] orando en la vía pública o en parques en Europa, son una victoria para el Islam… Pero en la forma a como yo lo veo, Occidente y sus sistemas legales son los verdaderos ganadores en estos eventos, porque la victoria aquí es para las culturas tolerantes que abrazan al otro y respetan el pluralismo y creencias diferentes. Por lo tanto, no fue nada extraño que el centro de atención se desplazó rápidamente de las jugadoras de voleibol egipcias con su modesta vestimenta a las holandesas, alemanas y a las jugadoras colombianas, quienes abandonaron sus bikinis… cubriéndose en solidaridad con las jugadoras egipcias…»[3]
Doaa Elghobashy durante el partido olímpico de voleibol (Imagen: English.ahram.org.eg)
El periodista egipcio Ahmad ‘Abd Al-Tawad criticó a quien fuese que le permitió a una velocista musulmana competir en los Juegos utilizando ropa modesta que, dijo, excluía toda posibilidad de ganar. Este escribió: «Competir en carreras cortas olímpicas llevando puesto un hijab, pantalones y una camisa manga larga con una camiseta encima no fue un error de la velocista egipcia. Ella es una joven dedicada y con muchas ganas que no entiende la totalidad de las implicaciones de [esta elección]. La pregunta por hacer es quien le permitió a ella representar a Egipto en la carrera [así ataviada] a sabiendas de que nunca podía ganar… No es casualidad que, en las carreras, todos los atletas utilicen ropas ligeras, aerodinámicas y sin impedimento alguno. El resultado de burlarse de esta norma fue que nuestra velocista llegó de última y colapsó al llegar a la meta, después de haberse forzado a si misma más que las otras.
«En cuanto a la tontería sobre nuestros valores morales que no nos permiten hacer varias cosas [que llaman la atención sobre el cuerpo de una mujer] – fue la vestimenta de la velocista egipcia que le causó a ella y sólo a ella, ser el foco de la cámaras y la atención de los espectadores. Los Juegos Olímpicos muestran las maravillas físicas del ser humano. Algunas atletas femeninas, incluyendo a las velocistas, están en una dieta que las mantiene con el menor peso posible, en la medida en que pierden todos los signos de feminidad… [pero] aquellos que ven [a las mujeres] [nada más que símbolos] sexuales y su atractivo sufre de un trastorno mental y debería buscar tratamiento para ello.
«Es derecho de toda mujer llevar puesto el hijab si desea, pero representando a Egipto en una carrera que no se puede ganar [usando ropa modesta] – ese es el problema mayor».[4]
Escritores egipcios: La negativa del judoca egipcio de darle la mano de su oponente israelí – un intento de distraer la atención a su derrota
Otro incidente que obtuvo una gran cantidad de atención árabe fue la pelea entre el judoca egipcio Islam El Shehaby [de nuevo estilizado de acuerdo a las noticias] y el judoca israelí Or Sasson. El Shehaby continuó con la pelea a pesar de la presión de los medios de comunicación sobre él a no realizarla a por elementos anti-normalización de relaciones en Egipto.
La decisión de El Shehaby de combatir, su rápida derrota y su negativa a estrecharle la mano de su oponente israelí después de la pelea de acuerdo con las normas de este deporte desencadenaron olas de críticas en el mundo árabe. Hussein Al-Zanati escribió en Al-Ahram que al negarse a dar la mano, El Shehaby «le envió un mensaje negativo al mundo sobre los atletas egipcios, el cual fue impulsado por la maquinaria global propagandista sionista en representarnos como extremistas, sin cultura y sin ningún espíritu deportivista». Y agregó: «La pregunta es: Si Islam El Shehaby verdaderamente se opone a la normalización de relaciones con los sionistas, ¿por qué en principio accedió a combatir contra el israelí? Y si lo hizo fuera de un deseo de emprender el yihad contra un ‘enemigo’ y derrotarlo, entonces ¿por qué no se preparó mejor para ganar?… ¿Esperaba Islam El Shehaby que su negativa a estrecharle la mano al israelí y el show mediático [que esto creó] nos llevaría a que lo cargáramos en hombros y lo convertiríamos en un héroe nacional del arabismo y del Islam? ¿Deberíamos vitorearlo cuando este eligió normalizar relaciones con el enemigo israelí…?
«Hubiese sido mejor para el judoca [egipcio] negarse a combatir. Hubiese sido más honorable para él y para nosotros… y mucho más en línea con la postura de la mayoría de los egipcios. Pero al elegir competir, sufrir una humillante derrota y luego querer convertirse en un héroe popular [por negarse a estrecharle la mano] – esta es la encarnación de la vergüenza y un insulto a nuestra inteligencia. Heroísmo significa tener principios y defenderlos, en lugar de tratar de burlarse de todos y jugar desde ambos lados».[5]
El intelectual egipcio Mamoun Fandy, escribiendo en el diario de Londres Al-Sharq Al-Awsat, también atacó a El Shehaby por su negativa a darle la mano, con el argumento de que esto sólo le sirvió a Israel: «Lo que el judoca egipcio hizo plantea preguntas no [sólo] en el deporte, sino también en el ámbito cultural… ¿Qué motiva a la sociedad egipcia a tratar de transformar una derrota física en una victoria verbal falsa? ¿Por qué los egipcios avivan una ilusión a expensas de la realidad?…
«Mientras que países de todo el mundo ganan decenas de medallas de oro y plata, un puñado de egipcios nos han enredado la vida… en el falso incidente de un joven que fue derrotado. Los Juegos Olímpicos son una industria de héroes verdaderos, que se convierten en modelos de conducta a seguir y símbolos de orgullo nacional de sus países. ¿Dónde está el orgullo de un joven que fue derrotado y que sólo puede negarse a estrecharle la mano de un israelí? Ninguno de nosotros se preguntó por qué 300 millones de árabes eran incapaces de producir un ganador de medallas como Francia, que tiene una población de no más de 70 millones… Esta negativa a darle la mano produjo un dicho que se ha convertido en uno de los mejores mensajes de propaganda de Israel: «Perder no te convierte en perdedor, pero el odio te hace un perdedor». [Con esto] como prueba, los medios de comunicación pro-Israel han logrado presentarnos como una cultura de odio… [mientras] algunos de nosotros vitoreamos las derrotas y las pintamos como victorias.
«Este fenómeno es el virus más peligroso, que rápidamente hará que Egipto no sólo sea un país fracasado, sino una cultura fracasada que se engaña a sí misma [y hace ver las] ilusiones como realidad. Este es un punto de vista delirante que prevalece en las sociedades fracasadas, que aguardan a que el dinero les caiga del cielo y que la suerte cambie sus vidas de la noche a la mañana como un premio de lotería. El establecer culturas y países es difícil y no es una cuestión de pura suerte…
«[Esta fue] una doble derrota: [primero], la derrota de un judoca que debería haber aceptado su derrota y no politizarla y segundo, la propaganda por la derrota, que nada le costó a Israel lograr…
«El primer paso en el tratamiento es diagnosticar la enfermedad. Estamos, sin duda, ante una cultura enfermiza».[6]
[1] Al-Ghad (Jordania) 9 de agosto, 2016.
[2] Al-Sabil (Jordania), 15 de agosto, 2016.
[3] Al-Ahram (Egipto) 17 de agosto, 2016.
[4] Al-Ahram (Egipto), 21 de agosto, 2016.
[5] Al-Ahram (Egipto), 15 de agosto, 2016.
[6] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 15 de agosto, 2016.