En su columna el 17 de julio, 2017 Abd Al-Hamid Al-Majjali, columnista del diario jordano Al-Dustour, escribió que los árabes tienden a creer en conspiraciones más que cualquier otro pueblo en el mundo. Este añadió que, aunque esta tendencia es justificada en parte ya que Occidente ha interferido en los países árabes y les ha traído desastres, es irracional aplicar las teorías de conspiración a todos los acontecimientos ocurridos hoy en el mundo árabe, tales como las revoluciones de la Primavera Árabe. Este advirtió que la tendencia a recurrir a tales teorías perjudica a los árabes frustrando cualquier esfuerzo de cambio y reforma.
Lo siguiente son extractos de su artículo:[1]
‘Abd Al-Hamid Al-Majjali (imagen: Al-Dustour, Jordania)
«Los árabes parecen creer en las teorías de conspiración más que cualquier otra pueblo en el mundo y [constantemente] las utilizan para explicar eventos, acontecimientos políticos, sociales y otros. Tales teorías son tranquilizadoras y requieren de muy poco esfuerzo mental. Estas eliminan la lógica siempre y cuando exista algún concepto ya ideado que pueda ser utilizado y pueda creérsele en cualquier momento y lugar dado.
«La historia está repleta de conspiraciones [genuinas] y lo que hace que los árabes recurran a las teorías de conspiración mucho más que otros [pueblos]… es la obscura historia del otro, es decir Occidente, en sus relaciones con la región árabe. La barbarie pasada de Occidente – [barbaridad] que hoy día [toma la forma de] una intervención más suave en nuestra región y se esconde detrás de falsos principios humanos – fue la razón de la mayor parte de nuestros desastres, cuyas repercusiones todavía se sienten hoy y continuarán sintiéndose [incluso] en un futuro lejano…
«Aunque esto justifique la inclinación de los árabes por las teorías de conspiración, no es realista e irracional explicar todo acontecimiento como resultado de algún complot extraño engendrado en algunas salas sombrías en Occidente… [La tendencia a] ignorar las verdaderas razones por los cambios y eventos en nuestras vidas y culparles a ellos sobre otros nos impide analizar los acontecimientos de manera objetiva y, por ende frustra cualquier intento de cambio o reforma interna, mientras [creamos que] la razón de los acontecimientos es lo otro y no nuestras malas acciones…
«Las teorías de conspiración se han extendido a la mayoría de las áreas de la vida en nuestro mundo árabe y sus defensores las aplican en cada acontecimiento que ocurre, al punto de que escuchamos explicaciones que evocan la burla y la risa y pasan por encima de toda lógica y sentido común.
«Los partidarios de estas teorías descartan [la noción de que] los pueblos árabes son capaces de actuar y alzarse en contra de la tiranía. En lo que a ellos respecta… la Primavera Árabe fue una conspiración extranjera en la que fuerzas externas envolvieron a los pueblos árabes en una rebelión en contra de sus propios gobernantes… ¿Quién [puede] creer que las agencias de inteligencia occidentales seleccionaron una comisaría en una de las ciudades al sur de Túnez y concertaron con [los policías allí] para de esta manera atacar al vendedor ambulante [Muhammad] Bouazizi[2] y luego incitar al pueblo de esa ciudad a que proteste contra la opresión policial, para que así las protestas se extendieran al resto de Túnez y el pueblo se levantara contra la opresión del régimen de Bin Ali? ¿No fue eso lo que sucedió? Y quien puede creer que los servicios de inteligencia de Occidente entraron en una de las casas de la ciudad [siria] de Dera y alentaron a algunos chicos – que durante semanas habían estado viendo a las masas entonar el cantico de ‘el pueblo quiere derrocar al régimen’ en los canales de televisión por satélite – a que salgan y de una manera ingenua y colocaran este lema en un muro? Puesto que el régimen [sirio] es estúpido y opresivo, este utilizó medidas opresivas contra estos chicos y sus familias y cometió actos criminales y ésta fue la semilla para la revolución siria. Si el régimen sirio hubiese actuado sabiamente en ese momento, no hubiese pasado nada…
«Algunas personas incluso dudan de la existencia del EIIS después de todo lo que sucedió y sigue sucediendo y preguntan hacia dónde han desaparecido los [combatientes] del EIIS en Mosul. ¿Realmente necesitan preguntar eso? Están muertos y a 3 metros bajo tierra, fueron enterrados sin que aparecieran en las pantallas de televisión ¿Vieron ustedes los cuerpos de los soldados iraquíes que fueron asesinados por miles? Los ejércitos no exhiben los cadáveres de sus muertos durante una guerra ¿Vimos acaso imágenes de los soldados egipcios muertos la semana pasada en el Sinaí?
«Esto son estupideces, es la enfermedad de las teorías de conspiración… que hace que la mente árabe no [reconozca] los hechos precisos, incluso los ya más evidentes». Cierto, hubo intervención extranjera que condujo a que los alzamientos populares fuesen secuestrados por muchas razones, demasiado numerosas para colocarlas todas aquí. Pero fueron los pueblos árabes los que llevaron a cabo estos alzamientos, sin que nadie les haya incitado ni hayan conspirado [en su contra]… Estas fueron revoluciones espontáneas que luego fueron desviadas de su curso original por elementos foráneos.
«Pasará mucho tiempo antes de que las teorías de conspiración estén sujetas a un pensamiento científico y racional que explique los acontecimientos [de una manera objetiva], al menos en la región árabe. Estas teorías todavía se infiltran en la mente colectiva de los árabes, excluyendo a la razón y eso es sólo uno de nuestros innumerables desastres».
[1] Al-Dustour (Jordania), 17 de julio, 2017.
[2] Un vendedor ambulante tunecino quien se prendió fuego el 17 de diciembre, 2010 luego que las autoridades confiscaran su mercancías. El incidente fue el catalizador para la Revolución tunecina y una Primavera Árabe mucho más elongada.