En una columna publicada el 12 de junio, 2019 en el diario kuwaití en inglés Arab Times, titulada «Buscados – Una cosecha fresca de políticos sunitas libaneses», el empresario de los Emiratos Árabes Unidos Khalaf Ahmad Al-Habtoor escribió que el Líbano necesita de nuevos líderes sunitas para reemplazar a los actuales, que capitulan ante Hezbolá, siendo este el agente estado que ha apoderado del país. Los actuales líderes del Líbano, dice Habtoor, se sienten tan intimidados por Hezbolá que han abandonado la lucha en su contra por una mentalidad de «si no puedes vencerlos, únete a ellos». Como ejemplo, este presenta al Primer Ministro libanés Sa’d Al-Hariri, quien recientemente declaró que Hezbolá tiene derecho a mantener consigo sus armas. Al-Habtoor admite que Al-Hariri puede no tener más remedio que aceptar la realidad de las armas de Hezbolá, pero le pregunta por qué sintió la necesidad de «anunciar públicamente que un grupo terrorista es libre de mantener para sí un arsenal privado». Este insta al pueblo libanés a reemplazar «la vieja guardia fallida» por líderes que ponen el bien del país por delante de sus propios intereses.
Lo siguiente son extractos de su columna:[1]
Khalaf Ahmad Al Habtoor (fuente: Arab Times, Kuwait)
«Hubo una época en el que consideré a Beirut como mi segundo hogar. Era uno de mis destinos vacacionales favoritos y estaba más que feliz de invertir fuertemente en un lugar que yo creía tenía un enorme potencial. Pero eso fue antes de que se convirtiera en un agente estado satélite iraní oculto bajo la fachada de una democracia confesional.
«Viendo el desorden en el que se encuentra hoy el Líbano, yo solo puedo guardar recuerdos maravillosos y orar por una solución capaz de destruir las asfixiantes cadenas de Hezbolá. Sin embargo, me siento sumamente decepcionado al notar que la oposición, en particular los partidos sunitas, parecen haber renunciado a la lucha.
«Solía existir un buen equilibrio entre la influencia política de los sunitas y los chiitas, que en conjunto representan aproximadamente el 52% de la población del país, 6.9 millones. Se desconocen las estadísticas demográficas exactas. No ha habido un censo desde el año 1932 porque el tema se cree es que las milicias chiitas son demasiado sensibles, pero junto a la cooperación de ciertos capituladores cristianos y drusos, estos han tomado la delantera.
«Desafortunadamente, el actual liderazgo sunita ha sido intimidado de tal manera por Hezbolá, el agente estado armado iraní nombrado como terrorista por los Estados Unidos y el mundo, que su papel en mantener la seguridad y el crecimiento económico del Líbano, así como también defender los intereses de esta comunidad libanesa central, ha disminuido. La toma de decisiones ha sido reemplazada por la frase derrotista de «si no puedes vencerles, únete a ellos».
«Los líderes sunitas, entre otros, no poseen el coraje de perturbar una situación existente y temen alterar el estatus quo. Estos pretenden resistirse a los dictados de Hassan Nasrallah y a menudo, intentan bloquear temporalmente las medidas parlamentarias con las que no están de acuerdo antes de ceder a las demandas de Hezbolá y a su movimiento político de Nabih Berri Amal.
«Tras 29 meses de retorcer brazos durante el cual el país se estancó, en el 2016, Hezbolá logró ungir a Michel Aoun como presidente y aceptó el primer intento ministerial de Sa’d Hariri solo para arrojarle piedras a su manera de formar un gobierno. No contento con elegir al presidente, Hezbolá, influyó sobre la competencia del Primer Ministro, la cartera del Gabinete.
«El año pasado, Hariri se describió a sí mismo como ‘el padre de los sunitas’ en el Líbano, pero si es que se merece o no ese título eso está por discutirse… El Primer Ministro Sa’d Hariri ha bendecido recientemente el ‘derecho’ de Hezbolá a mantener consigo sus armas. Admitiendo esto, este no le queda mucho escoger, pero ¿por qué anunciar públicamente que un grupo terrorista es libre de mantener consigo un arsenal privado? La corrupción abunda ante su vigilancia y la economía cargada esta de deudas se está hundiendo. Actualmente se está implementando un presupuesto de austeridad que implica recortes a los beneficios, servicios públicos y salarios. Eso fue recibido con protestas de varios sectores el mes pasado y una vez que la población sienta el dolor por ello muy probablemente habrá muchas más.
«El líder druso Walid Jumblatt se considera a sí mismo un hacedor de reyes y es sumamente prospero. Es un sobreviviente que cambia de bando de acuerdo al viento. Cuando recientemente se le preguntó sobre su relación con Hezbolá, dijo: ‘Nosotros los vemos como un poder esencial en el Líbano, un poder político y militar…’ como casi todos los líderes libaneses, independientemente de la secta Jumblatt, que se abstiene de criticar abiertamente a Hezbolá…
«A mi manera de ver, la ausencia de un liderazgo fuerte hace de los sunitas presa fácil. Por lo tanto, yo instaría a los libaneses a desacoplar la vieja guardia ya fallida. Deberían retirarse y ser reemplazados por líderes que ponen al país ante su propio beneficio; líderes como los anteriores «primeros ministros Riad Al-Solh, Saeb Salam y Rafik Hariri, hombres cuya lealtad a su país fue absoluta y defendían a los sunitas, a los cristianos, a los chiitas y a todos aquellos orgullosos de llamarse a sí mismos libaneses».
[1] Arab Times (Kuwait), 12 de junio, 2019.