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ARCHIVO MEMRI

El 14 de abril de 2019, Ibrahim Eissa habló sobre el terrorismo islámico en un monólogo en su programa de entrevistas, que se transmite en la televisión estadounidense Al-Hurra.

Ibrahim Eissa aseguró que ISIS, Al-Qaeda, el terrorismo y el extremismo solo llegarán a su fin si los musulmanes se deshacen del “triángulo negro”.

Este “triángulo negro”, descrito por el periodista, se compone de tres aristas. La primera es “la creencia indiscutible, sostenida por los musulmanes en general, de que su pasado fue un sueño hecho realidad, una era de ángeles y gloria”. La segunda arista es la creencia sostenida por “la mayoría de los musulmanes” de que esta edad de oro debe ser restaurada. La tercera arista es la creencia sostenida por “algunos musulmanes” de que este pasado debe ser restaurado incluso al precio de “violencia, coerción, crueldad, brutalidad, espadas y bombas”.

Eissa concluyó diciendo que la única forma de deshacerse de este triángulo es que los musulmanes acepten que el pasado estuvo compuesto por buenos y malos y que hagan las paces con el hecho de que “no hay necesidad de restauralo, se ha ido.” “Debemos vivir nuestras vidas en nuestros tiempos y en nuestro mundo, de acuerdo con nuestra renovada comprensión de la religión”, aseguró.

Ibrahim Eissa: “ISIS nunca llegará a su fin, Al-Qaeda nunca llegará a su fin, el terrorismo nunca llegará a su fin y el extremismo nunca llegará a su fin, a menos que nos deshagamos del ‘triángulo negro’. ¿Qué es este ‘triángulo negro’? Es la creencia indiscutible de los musulmanes en general, que su pasado fue un sueño hecho realidad, una edad de oro angelical y gloriosa. El segundo borde del triángulo es la creencia, sostenida por la mayoría de los musulmanes, que ese pasado glorioso debe ser restaurado: la edad de oro, cuando la gente caminaba como ángeles alados, debe ser restaurada. El tercer borde de ese ‘triángulo negro’ es la creencia, sostenida por algunos musulmanes, de que este pasado debe ser restaurado incluso si requiere el uso de la violencia, coerción, crueldad, brutalidad, las espadas y las bombas.

Nos desharemos de este triángulo solo cuando aceptemos que el pasado tuvo de los dos, bueno y malo, y que no hay necesidad de restaurar ese pasado. Se ha ido. Debemos vivir nuestras vidas en nuestros tiempos y en nuestro mundo de acuerdo con nuestra renovada comprensión de la religión”.