(Fuente: Voanews.com)

Si pudiera esperarse de algún país en el mundo que fuese extremadamente cauteloso al alinearse con cualquiera que pida la aniquilación de Israel, este sería Alemania, independientemente de cualquier circunstancia atenuante, económica, política o de cualquier otro tipo. El Bundesrepublik debería haberse distanciado de cualquier vínculo sustancial con la República Islámica de Irán, cuyo régimen asesino amenaza con aniquilar a Israel. Alemania fue el primer país que debería haberle dicho al moralmente relativista Barack Obama que los regímenes totalitarios, tales como el propio régimen nazi de Alemania, están fuera de lugar y se les debe negar toda legitimidad, particularmente cuando se trata de un acuerdo en materia nuclear con ellos. El pasado de Alemania debería haberle ordenado tomar abiertamente la iniciativa moral en promover el cambio de régimen cuando se trata de un régimen totalitario como el de Irán.

La realidad es trágicamente lo opuesto. Después de salir de las cenizas y convertirse en una democracia humanista estable, Alemania está apoyando a regímenes totalitarios asesinos. Alemania, que predica los derechos humanos a otros países como por ejemplo a Arabia Saudita por sus acciones en Yemen y con mucha razón se ha cerrado de ojos a las notorias violaciones de derechos humanos en Irán y al terrorismo y asesinato de sus propios ciudadanos por este. Irán, por supuesto, es un socio importante, junto a Rusia, en la mayor catástrofe humanitaria del siglo 21: la matanza y el desplazamiento de millones de sirios por el régimen de Assad.

La reversión de la política de Irán cementada por Obama, que realiza la administración Trump brindó a Alemania una oportunidad de oro para reclamar sus valores profesados. Pero sucedió todo lo contrario: Alemania está legitimando a Irán, e incluso lo defiende.

¿Qué motiva a Alemania a adoptar una política tan vergonzosa e inmoral?

Una posible motivación es el sentimiento anti-Estados Unidos que no comenzó con Donald Trump y que data ya desde hace décadas. Trump, por supuesto, exacerbó enormemente este sentimiento cuando habló de Estados Unidos Primero, exigió que Alemania y otros estados europeos paguen en la OTAN y amenazó con imponer aranceles a las exportaciones de acero y aluminio hacia los Estados Unidos (Alemania de hecho ha presentado un superávit comercial con los Estados Unidos de $65 billones, el tercer mayor superávit después de China y Japón, pero los alemanes todavía sienten que las tarifas son un acto hostil en su contra).

Otro catalizador puede ser el comportamiento del Presidente francés Emmanuel Macron, que lucha por el liderazgo de la UE a través de una política de confrontación con los Estados Unidos. Macron ve el tema de Irán como una oportunidad para socavar el liderazgo alemán en Bruselas después de años de una bien ganada hegemonía alemana en Europa.

Otra explicación, que los alemanes (y los franceses) le están vendiendo al mundo para justificar su apaciguamiento hacia Irán, es el deseo de evitar la guerra. Hemos escuchamos esta explicación repetidamente hasta el cansancio durante la década de 1930. Irán carece del potencial militar de la Alemania nazi y no puede montar una guerra contra una coalición moral occidental. Esto es evidente a partir de la respuesta iraní a las nuevas estrategias estadounidenses contra Irán enunciada por Pompeo; los iraníes se aferran al acuerdo y a Europa como un escudo defensivo contra los Estados Unidos y sus aliados regionales. Sería muy desafortunado que Alemania volviese a la política expuesta por su ex-canciller Joschka Fischer y decidiera servir como el escudo humano de Irán.[1]

Independientemente de las motivaciones de Alemania,[2] este es el momento para que Alemania demuestre un liderazgo y responsabilidad nacional que se eleve por encima de las mezquinas consideraciones al trato inapropiado del sorpresivo chico maravilla Macron ante Trump y edifique una política sobre sus valores morales. Si este surge del momento, Alemania pudiese aislar el tema Irán de otros asuntos y servir como un verdadero faro global de la política moral. Existen otras maneras de resolver sus antes mencionados problemas con los Estados Unidos, e incluso adoptando una postura firme en contra de Donald Trump dentro de los temas económicos.

Desafortunadamente, la gran coalición gubernamental de Alemania y los partidos de oposición están unidos en defensa de Irán y contra los Estados Unidos. Esto muestra las profundidades del eclipse moral de Alemania y sus anteojeras ideológicas. La Alemania democrática y humanista, el país que ha acogido a tantos desesperados refugiados sirios, está muy lejos de su oscuro pasado, pero su política hacia Irán es despreciablemente sórdida. Con respecto a la República Islámica de Irán, no existe ninguna nueva Alemania.

*Yigal Carmon es Presidente de MEMRI.


[1] Véase Mohamed ElBaradei, La Era del Engaño: Diplomacia Nuclear en Épocas Traicioneras, Londres: Bloomsbury Press p. 131.

[2] En crédito a Alemania, es importante enfatizar que, contrariamente a la creencia popular, su política inmoral hacia Irán no se basa en consideraciones comerciales sino en su resentimiento político hacia Trump. El comercio de Alemania con Irán es muy limitado.