ARCHIVO MEMRI
La activista de derechos humanos yemení Samira Abdullah Al-Houry, ex prisionera de los hutíes, fue entrevistada el 4 de diciembre de 2021 en Rotana Khalijiya (Arabia Saudita) sobre el tiempo que pasó en la prisión. Al-Houry dijo que las niñas y las mujeres fueron violadas y torturadas en las salas de interrogatorio y que se usaron varias técnicas de tortura contra las mujeres, incluidas descargas eléctricas, tortura por suspensión y palizas. También relató que se podía ver rastros de la sangre y el cabello de las mujeres que se suicidaron en las celdas de la prisión, y contó la historia de una mujer cuya hija de cinco años fue obligada a mirar mientras la torturaban y abortaba en la sala de interrogatorios.
Además, Al-Houry dijo que podía escuchar los gritos de las mujeres que eran violadas en las celdas de la prisión cercana, y que los guardias de la prisión Houthi le decían que era su propia hija pequeña la que estaba siendo violada. También señaló que había intentado suicidarse más de una vez. Además, Al-Houry le dijo al entrevistador que las comandantes de Irán y Hezbollah visitaban la prisión y supervisaban sus operaciones. La activista explicó que los y las integrantes de Hezbollah actuaban como traductores para los iraníes. Al-Houry habló sobre su libro, en el que describe sus experiencias, y no pudo contener el llanto en varias ocasiones durante la entrevista.
Samira Abdullah Al-Houry: Las [mujeres] que dirigen estos grupos son comandantes de Hezbollah e Irán, que visitaban los terrenos de la prisión…
Entrevistador: ¿Usted tuvo algún contacto con ellas?
Al-Houry: Las vi, pero no tuve contacto con ellas. Visitaban a los prisioneros y nos vigilaban en nuestras celdas, y las libanesas entre ellas traducían para los iraníes…
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No pasa una noche sin que ponga mi cabeza sobre la almohada y recuerde a las chicas gritando, sus voces y sus palabras.
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Mi libro contiene testimonios de niñas que aún viven en Sanaa, historias de mujeres que aún están en prisiones hutíes y niñas cuya sociedad y familias les han dado la espalda. Este libro es un relato de primera mano de alguien que vivió, lloró, y grité con estas niñas, hay muchas historias y mucho dolor, los gritos de niñas que fueron violadas… Niñas que fueron violadas… Niñas que se suicidaron en sus celdas… Vi las huellas de sus cabellos y su sangre en mi celda,
Niñas que gritaban: ‘Oh, Alá…’ Niñas que gritaban como yo, llamando a mis hermanos…
Mujeres que gritaban los nombres de sus hijos, niñas que cantaban… ¿Puedo tomar los pañuelos?
Entrevistador: Adelante…
Al-Houry: En el libro hay muchas historias… Está la historia de mi amiga que abortó en su celda debido a la intensa tortura, y escuchamos la voz de un bebé que vino al mundo en una celda… ¿Puedes imaginar algo más atroz? Hubo una mujer que fue secuestrada. Ella era la hija de un importante jeque en Sanaa. Fue secuestrada junto con su hija, que no tenía más de cinco años…
Entrevistador: ¿Solo una niña?
Al-Houry: Sí. Su hija venía con los supervisores y ella gritaba y llamaba a su madre, diciendo: ‘Mamá, grita para que te suelten’. La niña le decía a su madre que gritara para que la soltaran. Hacían que esta niña estuviera presente cuando interrogaban a su madre, y ella vio cómo su madre se desmayaba y abortaba frente a los interrogadores…
Entrevistador: Por favor, tómate un descanso, perdóname.
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Al-Houry: La tortura incluía descargas eléctricas, tortura de suspensión, palizas y expresiones humillantes, todo tipo de tortura que puedas imaginar.
[…]
Yo les preguntaba dónde estaba mi hija. Cuando me secuestraron, estaba con mi hija de 14 años. Me asusté cuando escuché los gritos de las niñas, que estaban siendo violadas en las salas de interrogatorio. Las Zaynabiat [ las guardias hutíes] me decían: ‘Esa es tu hija’. Durante tres meses me dejaron creer que era mi hija. Intenté suicidarme varias veces… Solo estoy… Debes entender que estaba dispuesta a tolerar todo tipo de tortura solo para asegurarme de que no fuera mi hija en la sala de interrogatorios. Eso es todo lo que quería.