Por: Yigal Carmon

Introducción

Las empresas mediáticas están comenzando a perder y dejar de percibir ingresos en el rublo de la publicidad debido al contenido de odio que aparece en sus portales. Según informes, los principales anunciantes (Johnson & Johnson, Toyota, General Motors, Walmart, AT&T, HSBC y otros) están retirando sus anuncios de las plataformas mediáticas porque han visto sus anuncios junto a videos terroristas. Solo YouTube puede estar perdiendo hoy 750 millones de dólares en ingresos publicitarios.[1] Por lo tanto, pareciera ser como si las consideraciones financieras en lugar de la responsabilidad moral están haciendo que las empresas en Internet tomen medidas más vigorosas con el fin de purgar sus plataformas de los discursos de odio e incitación al asesinato.

La presión gubernamental sobre las compañías también está aumentando. En Alemania, el Ministro de Justicia Heiko Maas (SPD) está introduciendo una nueva ley que impone multas enormes de hasta 50 millones de euros a empresas que no eliminen el discurso de odio de sus portales. En Gran Bretaña, tras el reciente atentado terrorista en Westminster, el Secretario del Interior Amber Rudd convocó a ejecutivos de Google, Twitter, Facebook y Microsoft a una cumbre en el Ministerio del Interior, en la que acordaron «crear nuevas herramientas técnicas para identificar y eliminar la propaganda terrorista» de sus plataformas, entre otras medidas.[2]

Además, las familias de las víctimas del terrorismo están comenzando a demandar a las empresas en Internet por llevar consigo la incitación que radicalizó a los terroristas y por lo tanto condujeron a los asesinatos o lesiones de sus seres queridos. Una demanda exitosa de este tipo desencadenará un torrente de nuevas demandas, lo que llevara a enormes pérdidas para las empresas.

Pero, ¿alguna de estas garantías hará que Internet esté libre de los discursos de odio y de incitación al yihad? No. No hasta tanto los gobiernos como las empresas en Internet entiendan que el uso de Internet por los movimientos yihadistas representa una amenaza real para la seguridad global, lo que equivale a una situación de emergencia que les obliga a actuar en consecuencia, es decir hacer grandes inversiones financieras, desarrollar nuevas tecnologías y, lo más importante, cambiar fundamentalmente su enfoque y criterios que estos emplean para eliminar el contenido de la red.

Los objetivos de este artículo son: primero, presentar el alcance del problema; segundo, demostrar la insuficiencia de las medidas adoptadas hasta la fecha para tratar con este; tercero, explicar la necesidad de un enfoque revolucionario; y cuarto, presentar en detalle los componentes de una nueva y efectiva estrategia a ser implementada.

¿Cómo comenzó todo esto?

Para comprender la magnitud de la amenaza y las medidas necesarias para abordarla, hay que remontarse a los inicios de Internet y de las redes sociales.

Internet, al igual que la energía nuclear y otros desarrollos de las tecnologías modernas, es ambos una bendición y una fuente de peligro. En la mayoría de los otros campos, los avances científicos y tecnológicos fueron seguidos por una legislación reguladora con el fin de evitar el peligro potencial para la sociedad y la vida humana. El transporte terrestre, marítimo y aéreo, la industria farmacéutica, la industria alimentaria y una interminable lista de otras industrias y profesiones sujetas a regulación.

Las empresas en Internet, por otra parte, disfrutaron de un clima de licencia infinita. Dado que estas tienen base en los Estados Unidos, con su libertad de expresión casi ilimitada, las empresas se sometieron a pocas restricciones y, cuando se les impugnó, argumentaron que cualquier otra regulación de la información que estos cargan consigo sería una violación impensable de la Primera Enmienda.

Europa lo supo mejor. Como continente sumido en la guerra debido al aumento desinhibido de los movimientos extremistas, este entendió que no sólo los actos extremistas sino también el discurso extremista y las ideologías tales como el nazismo deben ser legalmente prohibidos. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Europa legisló en contra del racismo, la xenofobia, el antisemitismo y la negación del Holocausto, llevando a la condena y penalización de los que ofenden. Esto ayudó a mantener controlada la plaga extremista y su influencia masiva con un visto bueno.

El actual movimiento global yihadista es inimaginable sin Internet

Pero incluso en Europa, todo esto cambió con el surgimiento de Internet. Las compañías en Internet en todo el mundo se aprovecharon del vacío legislativo en el cual Internet existía para crear un sistema supranacional que está por encima de la ley. Un tribunal pudiera penalizar a iguales al denunciante británico del Holocausto David Irving y el cómico y activista político francés Dieudonné por el discurso antisemita, pero el material que estableció su culpabilidad criminal permaneció libremente disponible en la red para influir sobre otros. Grupos extremistas de todas las persuasiones se aprovecharon de esta situación, y el discurso de odio en la red que incita al yihad, al racismo, la xenofobia y el asesinato genocida se propagó como una plaga.

Plataformas en la red repletas de horripilantes imágenes de decapitaciones, crucifixiones, amputaciones, incineraciones, ahogamientos, lapidaciones y otras formas de ejecución.[3] Las organizaciones yihadistas utilizaron la red para reclutar partidarios y combatientes,[4] proveer instrucciones práctica y manuales para las operaciones terroristas, incluyendo atentados con coches bomba y atropellamientos,[5] convertir a los archí-terroristas en modelos de heroísmo a ser emulados[6] y el recabar fondos para sus actividades.[7] Internet les proporcionó un vehículo ideal para difundir sus ideas, incluso a los chicos. Recientemente, los libros de texto del EIIS, incluyendo las versiones en inglés, escritos y utilizados por la organización en su bastión sirio de Al-Raqqa, fueron distribuidos en la red a través del servicio de mensajería instantánea Telegram – haciendo disponible a nivel mundial esta herramienta crucial para adoctrinar a las generaciones más jóvenes.[8] Las revistas de los grupos terroristas también son distribuidas en la red. Además, algunas redes sociales proveen plataformas cifradas, que permiten a los yihadistas compartir información de forma segura.

Los extremistas de derecha también han entrado en la batalla, llenando a la Internet con su propio odio por las minorías, algunos incluso instando a seguir el ejemplo de «Adolfetto» Hitler y exterminar a los grupos minoritarios.[9]

Sin embargo, la mayoría de las empresas en Internet no parecen preocuparse mucho por este problema. Cientos de compañías en todo los Estados Unidos han recibido a organizaciones terroristas sin saber o importar quiénes eran sus clientes. En cuanto a las redes sociales, la mayoría de sus fundadores fueron jóvenes sin conciencia histórica. Centrándose en su gran visión de una comunidad global en la red, estos no tenían consciencia al hecho de que también estaban creando comunidades terroristas y transformando a grupos terroristas dispersos en un movimiento yihadista global. En nombre del darle poder a individuos en todas partes y darle voz a todos y a cada uno de los individuos, estos también le dieron poder a los elementos más viciosos de la comunidad global, tales como a un yihadista que apareció en las redes sociales sosteniendo una cabeza decapitada, gritando «Alá es Grande» y predicando el yihad y el asesinato. Los empresarios en los medios de comunicación sociales continuaron desarrollando este medio sin considerar los peligros y la necesidad de tomar medidas contra ellos.

Los esfuerzos por parte de MEMRI frente a Internet y las empresas de medios sociales

MEMRI sonó la alarma sobre este fenómeno a comienzos de la década en un congreso bipartidista co-organizado por el representante liberal demócrata de Nueva York Gary Ackerman, y el congresista republicano conservador de Indiana Mike Pence. Ambos felicitaron a MEMRI por su iniciativa y actividades y Ackerman condenó duramente a las compañías de Internet como «partidarias del terrorismo».[10]

Desde entonces, MEMRI ha seguido advirtiendo sobre el uso de Internet por parte de los terroristas. A lo largo de años, MEMRI ha acumulado un vasto archivo de material sobre las organizaciones yihadistas y el yihad y su Proyecto Supervisión a la Amenaza Terrorista y Yihad (PSATY) ha publicado innumerables informes que demuestran el fracaso imprudente de las compañías en Internet para evitar la incitación al asesinato genocida.[11] MEMRI se ha ofrecido a poner su experiencia al servicio de las empresas que acogen portales de esta índole, de forma gratuita, revisando los portales que estos hospedaban e informándoles sobre las organizaciones yihadistas detrás de estos. En el 2008, también establecimos un comité de prominentes figuras públicas para informarle a las compañías sobre estas organizaciones.[12] MEMRI ha informado al Congreso sobre la necesidad de responsabilizar a las empresas en Internet e incluso confrontar directamente a algunas de estas compañías, tales como Google, a las que nos referimos en nuestros informes como «una base yihadista en la red», resultando en una reunión contenciosa con ellos. MEMRI también ha publicado artículos en los medios de comunicación advirtiendo sobre la necesidad vital de que las empresas asuman su responsabilidad.[13] Uno de los motivos más frecuentes de incitación en-la-red yihadista ha sido la incitación asesina contra el grupo de coptos cristianos. MEMRI ha documentado esto en innumerables informes.[14]

A lo largo de los años, ha habido algunos avances, especialmente después que miembros del Congreso insinuaron posibles medidas legislativas y, tras el investigar ataques terroristas, confirmaron el papel crucial de Internet en inspirar y radicalizar a los perpetradores. Facebook ha sido pionera en un cambio para mejor, invirtiendo decenas de millones de dólares en la identificación y eliminación de cuentas yihadistas y Twitter y Google/YouTube han comenzado a seguir su ejemplo.[15] Pero las medidas que toman las empresas siguen siendo inadecuadas para el alcance de tal amenaza.

Las inválidas excusas de Internet y las empresas de medios de comunicación sociales

Es importante revisar las excusas y truquillo utilizados por las empresas en Internet para justificar su irresponsable conducta. La primera táctica corporativa fue simplemente negar responsabilidades. «Cierto», dijeron, «suministramos el vehículo (y por supuesto cosechamos los ingresos), pero alguien más provee el contenido, así que dirijan sus acusaciones contra ellos». Mientras que los terroristas deberían ser el objetivo principal, las compañías actúan como sus cómplices a voluntad haciendo disponible su plataforma para utilizarla criminalmente.

Para ver el artículo en su totalidad en inglés junto a las imágenes copie por favor el siguiente enlace en su ordenador: https://www.memri.org/reports/internet-clean-jihadi-incitement-%E2%80%93-not-mission-impossible

*Yigal Carmon, Presidente y Fundador de MEMRI, sirvió entre 1988-1993 como Asesor en la Lucha contra el Terrorismo a dos primeros ministros israelíes Yitzhak Shamir e Yitzhak Rabin.

[1] Independent.co.uk, 27 de marzo, 2017.

[2] Telegraph.co.uk, 31 de marzo, 2017.

[3] Véase MEMRI TV Clip No. 4558, Advertencia: Imágenes extremadamente perturbadoras. Mujer apedreada a muerte por el EIIS en Siria, 20 de octubre, 2014; Investigación y Análisis No. 1218, El uso de Twitter por parte del EIIS y otros medios sociales en Estados Unidos para difundir imágenes, videos de castigos religiosos islámicos – decapitaciones, crucifixiones, lapidación, incineraciones, ahogamiento, (ADVERTENCIA: CONTENIDO ALTAMENTE GRÁFICO, 6 de enero, 2016, Informe del PSATY en MEMRI sobre Instagram, consejos para unirse al EIIS, amenaza con asesinar a empleados de Instagram, 27 de julio, 2016.

[4] Ver Informe del PSATY en MEMRI en Facebook, Reclutador estadounidense para el EIIS provee actualizaciones desde Siria; sus recientes reclutas incluyen a un estadounidense, 23 de agosto, 2016;

[5] Véanse los Informe del PSATY en MEMRI Al-Sahab, el Medio de Comunicación de Al-Qaeda publica un libro escrito en el año 2000 sobre la realización de operaciones de secuestro, 10 de febrero, 2017

[6] Véase MEMRI Investigación y Análisis No. 902, MEMRI comprueba característica que analiza los videos de YouTube del líder yemení-estadounidense de Al-Qaeda Anwar Al-Awlaki, un año después de su muerte – Los resultados: 111 de 127 permanecen activos; 30 de noviembre, 2012;

[7] Véanse los Informe del PSATY en MEMRI Campaña de recaudación de fondos para apoyar a las familias de ‘mártires’ y adquirir armas en Gaza continúa en la plataforma Telegram, 31 de marzo, 2017;

[8] Véanse Informe del PSATY en MEMRI Video del EIIS Al-Raqqa incita al adoctrinamiento infantil por parte del EIIS, destaca al combatiente francés del EIIS y sus hijos, 20 de marzo, 2017;

[9] Radio24.ilsole24ore.com/programma/lazanzara?refresh_ce=1.

[10] Véase MEMRI Capitol Hill Briefing, El enemigo dentro: ¿Dónde están alojados los portales islamistas y yihadistas y qué puede hacerse al respecto?, 19 de julio, 2007

[11] Véase MEMRI Investigación y Análisis No. 1136, De Al-Qaeda al Estado Islámico (EIIS), Grupos yihadistas participan en el yihad cibernético: Comenzando con la promoción en la década de 1980 al uso de las «tecnologías electrónicas» hasta la acogida dada hoy a los medios de comunicación sociales para atraer una nueva generación yihadísta, 19 de noviembre, 2014.

[12] Véase el APÉNDICE de este documento.

[13] Véase, por ejemplo un artículo del 30 de enero, 2015 en la revista Forbes, La utilización del terrorismo a los medios de comunicación sociales estadounidenses es una amenaza a la seguridad nacional.

[14] Véase el artículo del Informe del PSATY en MEMRI en el semanario del EIIS Al-Naba amenaza con intensificar ataques contra los coptos en Egipto, 9 de marzo, 2017; Informe Diario de MEMRI El EIIS Egipto está apostando abiertamente al fanatismo como una estrategia vencedora, 22 de febrero, 2017; Informe del PSATY en MEMRI

[15] Es bastante típico el enfoque de Google que inicialmente invirtió dinero en contratar grupos de presión para defender su reputación y sólo luego en eliminar realmente el contenido yihadista de sus portales.