Al final de una década de gobierno del movimiento Hamas en la Franja de Gaza, el autor y periodista palestino Majed Kayali, quien vive en Siria y escribe para el diario en Londres Al-Hayat y el diario libanés Al-Mustaqbal, criticó duramente al gobierno de Hamas en Gaza durante los últimos diez años, diciendo que ha estado plagado de defectos y fracasos. Este escribió que Hamas se reveló como movimiento sin perspicacia política ni capacidad para lidiar con la complejidad del problema palestino; de que la toma por parte de Hamas a Gaza ayudó a Israel creando un caos, afianzando la brecha dentro de la sociedad palestina y justificando el acoso sobre la Franja y que Hamas no logró mantener su posición como movimiento de resistencia aprovechándose de la democracia simplemente como un medio para alcanzar el poder. Kayali concluyó que Hamas no sabe lo que está haciendo en Gaza y lo que ha ocurrido allí es una prueba de la desintegración del movimiento nacional palestino.

Lo siguiente son extractos del artículo:[1]

Majed Kayali

Majed Kayali (Imagen: Alarab.co.uk)

Nunca ningún movimiento político ha sido enfrentado a una gama de problemas tales como, frustraciones y dudas con las que Hamas ha tenido que lidiar desde su ascenso en el escenario político palestino, cuando derrotó al movimiento Fatah en las elecciones al Consejo Legislativo (a principios del 2006) y cuando alcanzó el poder o se convirtió en un socio en ello y luego tomó el control unilateral de Gaza (en el 2007), excluyendo a Fatah y comenzó a gobernar sobre unos dos millones de palestinos.

¿Quién se hubiese creído que pasaría una década con la entidad palestina dividida en dos mitades, Cisjordania y Gaza, luego de la disputa y los enfrentamientos entre Hamas y Fatah que tuvieron lugar ese mismo mes, hace diez años? Quien se hubiera creído de que existirían dos entidades, o dos regímenes rivales palestinos, que se oponen entre sí: Fatah en Cisjordania y Hamas en Gaza, cada uno de ellos con sus propios aparatos de seguridad y cada uno suministrándole servicios al pueblo, mientras ambos están sujetos a la ocupación y al acoso ¿Quién se hubiese creído que todos los esfuerzos por parte de los árabes y todos los acuerdos [de reconciliación] entre Fatah y Hamas (en Meca, Cairo, Sana’a y Doha) no lograrían restaurar la unidad a los palestinos?

Por supuesto, muchos de los fracasos y lapsos pueden atribuírseles a circunstancias internacionales y regionales, o a disputas internas (con Fatah) y a la existencia de dos perspectivas políticas diferentes. Hubiese sido ingenuo asumir desde el principio que el conflicto internacional, regional y árabe aplaudiría a Hamas, o se sentiría satisfecho con ello, o apoyaría su supervivencia sin recompensa alguna. También hubiese sido simplista pensar que Fatah le facilitaría a Hamas gobernar, cuando [Fatah] sufrió por las políticas de ese movimiento [Hamas] cuando [Hamas] estuvo en la oposición.

«Sin embargo, estas excusas o suposiciones no ayudan a Hamas, pero enfatizan que el movimiento carece de perspicacia política y de cualquier conocimiento o experiencia que le ayude a enfrentar las complejidades y complicaciones del problema palestino y adopta un enfoque basado en ideas ilusorias, desconectado de la realidad, de las oportunidades existentes y de las circunstancias imperantes.

«Por lo tanto, es el propio movimiento Hamas el responsable por la situación en Gaza, aunque entendemos que Israel tiene la responsabilidad principal de todo lo que le ha sucedido a los palestinos, específicamente su trágica situación en Gaza, especialmente luego de tres guerras destructivas (2008, 2011 y 2014), por lo que no tiene sentido en seguir con esperanzas y muy poco realista esperar, por ejemplo, que los países donantes continúen financiando a Hamas sin exigirle nada a cambio, como si no fuesen más que instituciones caritativas, cuando fueron establecidas para financiar el proceso de paz entre Israel y los palestinos.

«Además, sería irrazonable esperar que Israel alivie el acoso del régimen de Hamas y de los palestinos sobre los cuales Hamas gobierna en la Franja de Gaza. Es Israel quien puso el estado de sitio y continúa manteniéndolo y presionando (tal como lo ha hecho) desde finales del 2001, a fin de imponer sus dictados y perpetuar a la ocupación y los asentamientos. [Pero] Hamas ha olvidado por completo que su toma de Gaza en junio, 2007) y las consecuencias en la arena palestina son exactamente lo que Israel esperaba cuando planificó su retirada unilateral de la Franja (a finales del 2005) es decir, consolidar la división, la disputa y el caos en la arena palestina.

«Hamas también se ha olvidado totalmente que con esta toma perjudicó su propia legitimidad en la calle palestina por lo que los árabes y el mundo no pueden mantener relaciones recíprocas con este. También ayudó a Israel a justificar sus esfuerzos para endurecer el acoso sobre la Franja de Gaza y evadir sus obligaciones en buscar un acuerdo con los palestinos, lo que [de hecho] sucedió. La experiencia de la década pasada demuestra que Hamas ha fracasado en varias áreas, por ejemplo, no logró un equilibrio entre su existencia como movimiento político ni como movimiento religioso. [Esto es evidente] en su gestión de la situación en Gaza, en muchas declaraciones explícitas e implícitas de sus líderes, en la cultura que sus aparatos de seguridad imponen [a los habitantes de Gaza] y el comportamiento de los miembros de estos aparatos.

«Es evidente que Hamas tampoco mantuvo su postura como movimiento de resistencia tras asumir el poder, como si se encontrara en la misma posición incómoda que (su rival) Fatah experimentó en el pasado, cuando también fracaso en mantener su postura como un movimiento de resistencia luego de haber obtenido el poder, con todas las limitaciones y restricciones.

Como movimiento político islámico, Hamas no logró pasar la prueba democrática y de administración de la sociedad, al no lograr infundir confianza en la capacidad de los movimientos islámicos para cambiar y convertirse en movimientos democráticos que respeten al otro, enriqueciendo la diversidad y el pluralismo en la sociedad y aceptar el principio de la transferencia ordenada de poder… Hasta la fecha pareciera ser que Hamas no sabe lo que está haciendo en la Franja de Gaza y si desea que Gaza sea una base para la liberación o una base para la resistencia, o un territorio en el que debería establecerse un modelo sabio de administración palestina.

La experiencia de una década de gobierno de Hamas en Gaza puede conducir a varias conclusiones, las más importantes de las cuales son las siguientes: Los palestinos no pudieron aprovecharse de la retirada unilateral de Israel de la Franja de Gaza y transformarla en un logro acumulativo nacional sobre el cual pudo haberse edificado un estado. Este logro se evaporó, haciendo caso omiso al gran número de víctimas sacrificadas para llegar a ello y Gaza se convirtió en un lugar de disputa, división y de guerras y no un modelo digno para el nacimiento de la entidad palestina. La lucha [entre Fatah y Hamas], seguida a una división, transformó las elecciones democráticas ordenadas de una fuente de orgullo palestino a una desgracia y desastre para el movimiento nacional. La experiencia de Gaza demostró que los palestinos no lograron [ponerle coto al conflicto] o crear una entidad [política]. También fracasaron en su prueba democrática y de creación de un movimiento nacional. La experiencia de Hamas vuelve a plantear la sospecha de que los movimientos del Islam político en la región árabe se aprovechan de las elecciones [democráticas] como un medio para asumir el poder, en lugar de un medio o enfoque para administrar un régimen, un sistema político o una sociedad.

«Lo sucedido en Gaza y de que continúe ocurriendo es una prueba más de la desintegración del movimiento nacional palestino contemporáneo, en especial desde que se convirtió en un gobierno bajo ocupación».

[1] Al-Arab (Londres), 19 de junio, 2017.

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