Por: Alberto M. Fernández

La crisis del Golfo, 2017 que enfrenta a Qatar contra otros gobiernos árabes ha desenmascarado una maraña grande de prejuicios e hipocresía en muchos sectores. Aquellos que defienden a Qatar y quienes le atacan han ignorado acciones y posturas que perjudican su caso y a menudo presentan una versión escueta o parcial de la verdad. No es de extrañar que tanto los defensores de Qatar como sus críticos hayan tratado de promover agresivamente sus versiones politizadas y parciales de la verdad fuera del marco del Medio Oriente. Tal como señalé anteriormente, Qatar debería estar retorciéndose, pero ellos no son los únicos.[1]

Tal hipocresía se observa particularmente cuando se trata de la emisora pionera qatarí Al-Jazeera, que revolucionó la forma de presentar las noticias en televisión en árabe cuando salió al aire en 1996. Yo recuerdo, como joven diplomático público sirviéndole a la región, la opacidad y uniformidad de la radiodifusión árabe antes de que Al-Jazeera cambiara de lleno el panorama de los medios de comunicación.

Aquellos que la quieren cerrar (los sauditas y sus aliados en los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto) se enfocan en el apoyo descarado por parte de la estación hacia los islamistas, sus críticas a otros regímenes árabes y su apoyo material al terrorismo.[2] MEMRI posee un extenso archivo de material de Al-Jazeera que se remonta a muchos años ilustrando el llamado incendiario de Al-Jazeera, el promover la intolerancia y su apoyo al terrorismo. Nosotros esperamos publicar informes adicionales que provean material fresco y nuevo que desenmascare pronto la visión global de la red emisora.

Mientras se aceleraba la crisis del Golfo, Al-Jazeera también se ganó el apoyo de una gama de medios occidentales de izquierda y de políticos que parecen tener solamente un vago entendimiento de lo que la estación emisora realmente presenta a diario en árabe, pero ve las llamadas a su cierre en términos puros de libertad de prensa.

El más notorio fue un perezoso editorial publicado por el Times de Nueva York en apoyo a la emisora que reconoció que «los informes críticos sobre Qatar o los miembros de la familia real de Qatar no son tolerados», pero que de lo contrario «gran parte del resto de sus informes obedece a los estándares periodísticos internacionales, provee una visión única sobre los acontecimientos en el Medio Oriente y sirve como fuente de noticias vital para millones de personas que viven bajo un gobierno antidemocrático».[3] Mientras tanto, el diario El Guardián llamó el esfuerzo de cerrar la estación emisora Al-Jazeera «parte de un asalto a la libertad de expresión con el propósito de subvertir el impacto de los antiguos y nuevos medios de comunicación en el mundo árabe». El Guardián al menos reconoció las acusaciones de antisemitismo y partidismo por parte de la emisora financiada por el estado de Qatar.[4]

Mis opiniones personales sobre el canal Al-Jazeera son complicadas, aunque es obvio que gran parte de su contenido inquieta profundamente. La verdad de Al-Jazeera es algo más que aquellos que quieren cerrarla y aquellos que la defienden. Son AMBAS una operación noticiosa legítima, históricamente importante y un ejercicio abierto y constante en propaganda política islamista. Fouad Ajami capturó perfectamente el tono y matiz de la estación en el año 2011 cuando señaló que «día a día, Al-Jazeera alienta deliberadamente las llamas de la indignación musulmana».[5]

Personalmente poseo mucha historia con el canal Al-Jazeera y todavía tengo algunas cicatrices de este.[6] Durante más de 12 años, aparecí en varios de sus programas de debate como invitado de la estación y decenas de veces[7] en los programas noticiosos. Cuando estuve en el Departamento de Estado, fui el único funcionario del gobierno estadounidense que imprudentemente apareció más de una vez en los programas de entrevistas altamente calificados y controvertidos de la emisora, igualando mi ingenio y mi nivel de trabajo utilizando el idioma árabe contra desagradables opositores nativos en su propio idioma, el árabe.[8] Aunque no existe ninguna duda sobre el sub-destacado anti-norteamericano e islamista de Al-Jazeera, que le pone color a casi todo lo que colocan al aire, nunca fui censurado o limitado en mis comentarios.

En octubre, 2015 me alegré como vicepresidente de MEMRI el haber sobrevivido a un episodio del famoso programa de entrevistas ‘Al-Itijah Al-Muakkas’ (Dirección Opuesta) moderado por Faisal Al-Qassim, es decir, «tres personas gritando al mismo tiempo entre sí».[9] Luego de decidir de si iba a aparecer en el programa, descubrí que se me había colocado contra un exiliado iraquí en Suecia, un ex comunista que, en una aparición anterior en Al-Jazeera, dejó claro su apoyo al Estado Islámico mientras se encontraba en el aire.[10] En algunas estaciones, eso pudiera hacer que a uno lo prohibieran; en Al-Jazeera este consiguió una aparición posterior. Otro invitado en el mismo programa en el 2014 había jurado abiertamente su lealtad al líder del EIIS Abu Bakr Al-Baghdadi en una transmisión en vivo.[11]

Pero mi conexión con Al-Jazeera va más allá de las apariciones en cámara. En el 2002, como diplomático estadounidense en Jordania, trabajé para conseguir la liberación a su detención al jefe del buró de Al-Jazeera Yasir Abu Hilaleh. Hoy es Director Gerente de Al-Jazeera News.

Mientras trabajaba como Encargado de Negocios de Estados Unidos en Jartum, aseguré la liberación del camarógrafo de Al-Jazeera Sami Al-Hajj, quien había estado detenido durante seis años en Guantánamo tras ser detenido en la frontera entre Pakistán y Afganistán. Cuando Al-Hajj fue bajado de un transporte militar estadounidense en el aeropuerto internacional de Jartoum en las primeras horas de la mañana del 2 de mayo, 2008 las esposas de plástico que llevaba puestas le fueron removidas y cortadas y me las entregaron a mí.

Yo no considero que Abu Hilaleh o Al-Hajj sean terroristas, ni considero que Al-Jazeera sea una estación de televisión terrorista. Existen estaciones de televisión en la región tales como Al-Manar de (Hezbolá), Al-Aqsa de (Hamas) y Al-Zawra (terrorista pro-iraquí) que sin duda merecían tener ese epíteto. Existen muchos proveedores totales del discurso del odio tales como la virulenta anti-chiita Wesal TV, según se informa tiene su sede en El Cairo, que son igualmente malas. El veneno de Wesal es subsidiado por los salafistas del sector privado de Kuwait, Qatar y Arabia Saudita.[12] Existen muchas otras estaciones salafistas e islamistas dispersas por toda la región que producen una corriente constante de discurso tóxico y fanático en contra de los no musulmanes (o musulmanes heterodoxos) con muy poca diferencia al discurso del Estado Islámico.

Al-Jazeera es ligeramente diferente, más matizada y, dado su mayor alcance y mayor credibilidad, es más insidiosa. Es una versión informal y difundida de la Hermandad Musulmana, fuertemente subsidiada como una herramienta de la política exterior de Qatar.[13] Como tal, es fuertemente pro-Hamas, fuertemente pro-turca del hombre fuerte Erdogan (quien, irónicamente, es bastante brutal con los medios de comunicación que no van acorde a su gusto) y toma para sí una línea de apoyo a los insurgentes sunitas, rebeldes y terroristas alrededor del mundo.

Aquellos que hablan de Al-Jazeera señalando a los «disidentes» nunca han visto la cobertura de adulación que la estación le ha prodigado a líderes tales como Erdogan y sus políticas o incluso el tratamiento gentil hacia terroristas tales como Abu Muhammad Al-Joulani, el jefe del Frente Nusra (Jabhat Al-Nusra, al momento de las entrevistas iniciales de Al-Jazeera en el 2015, Nusra fue formalmente parte de Al-Qaeda). Estos defensores de Al-Jazeera minimizan el flagrante antisemitismo.[14] Echan de menos las incansables campañas de difusión en el aire que promueven la «Victoria en Gaza» de Hamas en el 2014 o la «Victoria en el Líbano» del 2006 de Hassan Nasrallah o el bizarro lloriqueo por la liberación del terrorista Samir Al-Quntar y su fiesta de cumpleaños del 2008.[15] Esto no era periodismo, sino una orgía de porristas.[16]

De hecho, es profundamente irónico ver a Al Jazeera representado en Occidente como una especie de modelo de valores liberales cuando dichos valores muy probablemente se vean en el principal competidor de Al-Jazeera, el canal propiedad saudita con sede en Dubái Al-Arabiyya.[17] Pero en general, los valores liberales y el periodismo imparcial son de capas muy finas sobre el terreno dondequiera que uno lo mire en el mundo árabe.

Los occidentales se confunden porque mezclan los distintos personajes que conforman la etiqueta que conforma a Al-Jazeera. Definitivamente es la estación informal Ikhwan (Hermandad Musulmana), con un apego a la pro-Hermandad Musulmana lo que es palpable. Les molesta a los islamistas de cualquier tipo. Pero también toma con seguridad la postura izquierdista del Tercer Mundo sobre una variedad de temas internacionales con abierta simpatía, por ejemplo, para los gobernantes autoritarios en Cuba y Venezuela. En lugar de liderar, lo que Al-Jazeera hace a menudo es intentar reflejar gran parte de las nociones preconcebidas de las masas árabes sunitas e intranquilas que la ven. Esto es menos acerca de la independencia peculiar y más sobre la confirmación de la parcialidad y señalización de virtud. Imagínense una línea editorial que sea parte Noam Chomsky y parte del fundador de la Hermandad Musulmana Hassan Al-Bana y uno se forma su propia opinión.

Por supuesto, el radiodifusor es confiablemente «pro musulmán» en temas relacionados a las comunidades musulmanas en Occidente a lo largo de las líneas de CAIR (que, por supuesto, también tiene una conexión HM/Hamas)[18], pero digamos, por ejemplo, Irak, se unirá a una línea musulmana anti-chiita que se desvía hacia el discurso utilizado por el EIIS y sus apologistas y utiliza un lenguaje incendiario sectario similar sobre Siria. Al-Jazeera entonces sería pro-Irán y pro-Hezbolá si el adversario son los Estados Unidos o Israel, pero pudiera ser anti-Irán y anti-Hezbolá si los oponentes son sunitas o insurgentes en Siria o Irak.

Pero incluso con esta clara y palpable parcialización, la estación cuenta con periodistas trabajadores legítimos tales como los que laboran en Washington, DC e incluso en algunas capitales del Medio Oriente. También tiene islamistas de alto perfil tales como el veterano reportero Ahmed Mansour quien no se intimida en su defensa. Su programación de asuntos públicos puede ser islamista o izquierdista o una mezcla de ambos, o ninguno, dependiendo del tema y del día.

Es esta naturaleza ambigua del trabajo de Al-Jazeera que sus defensores y atacantes no logran precisar. No es ni un modelo de virtudes de la prensa libre ni una estación terrorista, sino algo intermedio. No es de sorprender que se trate de una aproximación a la política exterior de Qatar, que alberga una importante base militar estadounidense y apoya a los terroristas en Hamas y a los autoritarios fanáticos y antiestadounidenses de la Hermandad Musulmana. Irónicamente, la crisis ha hecho que Al-Jazeera se centre en Qatar y en sí misma como nunca antes lo había hecho.

Si bien Al-Jazeera merece ser criticado, es al final sólo una herramienta poderosa, utilizada de la misma manera que los regímenes árabes, no sólo Qatar utiliza sus herramientas para avanzar sus agendas políticas, fomentar el sectarismo, enviar señales mixtas, aludir la diversidad y tolerancia y, al mismo tiempo, ayudar a través de los años a construir el discurso del cual surgirá el Estado Islámico de hoy y los Estados Islámicos del mañana.

La crisis por Qatar posee una variedad de orígenes, no sólo las opciones políticas y reincidencia de Qatar, sino también las ambiciones personales y la lucha de los estados árabes para encontrar propósito y foco en una región peligrosa y cambiante. Mientras ciertamente le pide a Qatar que modifique su comportamiento – comportamiento a menudo expresado a través del lente de Al-Jazeera – sus críticos también estarían bien atendidos observando a los mini-Al-Jazeera’s en su propio vecindario, en sus propias mentes, quienes juegan al doble Juego, promueven el sectarismo y complacen a las reacias audiencias en las teorías de conspiración y el odio hacia el otro. Es ciertamente del interés de Estados Unidos luchar contra el discurso iliberal y tóxico en la región, así provenga de Doha o de cualquier otra capital.

*Alberto M. Fernández es Vicepresidente de MEMRI.

[1] Informe Diario No. 129 de MEMRI, Un Qatar ambiguo se retuerce – pero ellos no deben ser los únicos, 2 de junio, 2017.

[2] Theatlantic.com/international/archive/2017/06/al-jazeera-qatar-saudi-arabia-muslim-brotherhood/531471/, 24 de junio, 2017.

[3] Nytimes.com/2017/06/21/opinion/misguided-attacks-on-al-jazeera.html, 21 de junio, 2017.

[4] Theguardian.com/commentisfree/2017/jun/23/the-guardian-view-on-al-jazeera-muzzling-journalism, 23 de junio, 2017.

[5] Nytimes.com/2001/11/18/magazine/what-the-muslim-world-is-watching.html, 18 de

noviembre, 2001.

[6] Afsa.org/surviving-al-jazeera-and-other-public-calamities, julio-agosto, 2015.

[7] Abuaardvark.typepad.com/abuaardvark/2006/07/an_american_on_.html, 17 de julio, 2006.

[8] MEMRI TV Clip No. 994, Director de Diplomacia Pública en la Oficina del Departamento de Estado de los Asuntos del Cercano Oriente Alberto Fernández en Al-Jazeera TV: Rechazo la idea de que el futuro de esta región está en manos de Al-Zarqawi y del Mullah Omar, 7 de enero, 2006.

[9] MEMRI Clip de TV NO. 5151, Vicepresidente de MEMRI Alberto Fernández: Necesitamos una alternativa al EIIS y al régimen de Al-Assad, 13 de octubre, 2015.

[10] Newsabah.com/newspaper/50093.

[11] MEMRI TV Clip No. 4585, Estudioso islámico promete lealtad al Emir del EIIS Abu Bakr Al-Baghdadi en vivo en el canal de televisión Al-Jazeera, 2 de noviembre, 2014.

[12] MEMRI Investigación y Análisis No. 1206, Fitna TV: La campaña de embadurnamiento chiita en los canales de TV y medios sociales salafistas, 30 de noviembre, 2015.

[13] Arabmediasociety.com/?article=744, 30 de marzo, 2010.

[14] MEMRI TV Clip No. 5938, Ex soldado jordano Ahmad Daqamseh, asesino de siete colegialas israelíes, a su liberación: Los israelíes son «basura humana» que deben ser removidos «incinerándolos o sepultándolos» 11 de marzo, 2017.

[15] Despacho Especial No. 2013 de MEMRI, Al-Jazeera y el cumpleaños del liberado terrorista, 2 de agosto, 2008.

[16] Jpost.com/Operation-Protective-Edge/Al-Jazeera-supporting-Hamass-narrative-in-Gaza-363635, 21 de julio, 2014.

[17] Gatestoneinstitute.org/3545/al-jazeera-extremism, 17 de enero, 2013.

[18] Washingtonpost.com/news/worldviews/wp/2014/11/17/why-the-uae-is-calling-2-american-groups-terrorists/?utm_term=.751727aa0aeb, 17 de noviembre, 2014.